¡Hola ciudadanos/as! ¿Qué tal estáis? Espero que vaya todo bien por la zona en la que vivís, que esto parece un libro distópico en toda regla. Sea como sea, el trabajo online no cesa y, por ello, aquí estoy con una nueva reseña. Para hoy os traigo mi opinión de Corona del olvido, una de las últimas novedades de la editorial Hidra que han podido llegar a mis manos. Partiendo de una sinopsis bastante atractiva, comencé este libro con muchas ganas pero, una vez más, no ha sido un libro para mí. ¿Queréis saber por qué? Pues seguir leyendo aquí debajo.
Título original: Crown of Oblivion
Trilogía/Saga: No
Autor/a: Julie Eshbaugh
Traductor/a: Editorial: Hidra
Páginas: 432
Precio: 17,50€
ISBN: 9788418002717
UNA NOVELA DE FANTASÍA CON ECOS DE LOS JUEGOS DEL HAMBRE Y LA CARRETERA EN LA QUE UNA CHICA DEBERÁ ARRIESGAR SU VIDA PARA CONSEGUIR LA LIBERTAD.
Para saldar las deudas de su familia y evitar pasar el resto de su vida como esclava de la élite de practicantes de la magia que dominan su reino, la joven Astrid participará en la Carrera del olvido: una competición a vida o muerte en la que todos los participantes despiertan sin memoria en mitad de la nada. Para avanzar, además de seguir unas reglas crípticas, Astrid deberá sobrevivir a los ataques de sus rivales.
Astrid es la sustituta de la princesa Renya, lo que significa que sufre de manera física cada vez que la querida princesa se sale de las normas. Pero Astrid no tiene otra opción: ella y su familia son Foráneos, la clase baja sin magia y sin ciudadanía que debe servir a la clase alta. Pero hay una manera de salir de esta vida: competir en la mortal Carrera del Olvido. Para ingresar a la carrera, a un Foráneo se le administra un extraño medicamento que borra su memoria de su pasado a medida que ingresan a un mundo nuevo sin nada que los ayude, excepto un trozo de papel con su nombre y la primera pista. Sin embargo, no es tan simple como resolver un rompecabezas: para la mayoría de los concursantes, la carrera termina en la muerte. Pero ganar significaría no solo libertad para Astrid, sino ciudadanía y atención médica para toda su familia. Con un padre moribundo en el que pensar, Astrid está desesperada por prevalecer. Desde el principio, la carrera está llena de giros y vueltas. Uno de ellos es Darius, un compañero corredor que Astrid conoce pero no está segura en si puede confiar en él. Aunque se unen en la carrera, a medida que los recuerdos de Astrid comienzan a resurgir, ella recuerda quién era él para ella: un enemigo que puede desear venganza. Astrid también comienza a notar que tiene poderes que ningún Foráneo debería tener, lo que podría ayudarla a ganar la carrera, pero también convertirla en un objetivo si alguien se entera. Con apuestas que no podrían ser más altas, Astrid debe decidir qué es más importante: arriesgar su vida para recordar los misterios del pasado, o jugar un juego despiadado para ganarle a ella, y a su familia, la libertad.
Corona del olvido es de esos libros que llegan con una premisa que te llama la atención por todas partes y de manera inevitable. Una fantasía donde la protagonista se tiene que meter de lleno en una carrera a vida o muerte para conseguir no solo su propia libertad, sino también la de su familia, dentro de una sociedad esclavista. Además, el libro ya se presenta anunciando ecos de una de las grandes trilogías distópicas de los últimos años, Los juegos del hambre, algo que aumentó mis ganas de leerlo sin dudarlo. Sin haber probado antes la pluma de Julie Eshbaugh, comencé con muchas ganas esta lectura y, aunque al principio me parecía todo sumamente interesante, finalmente se ha convertido, a medida que pasaba las páginas, en un libro que se une a la larga lista de decepciones literarias que llevo ya en este año maldito.
Usando siempre una narración en primera persona a través de nuestra protagonista, Astrid, Corona del olvido comienza con una escena potente asentada en el pasado en el que veremos rápidamente, y realmente, el miedo y la brutalidad que hay dentro de la sociedad que se presenta en este libro, una que, además, se encuentra dividida entre dos clases: los Foráneos, la más baja y la que prácticamente vive esclavizada; y los Conjurados, la alta clase y los que, además, pueden manejar una de las tres magias elementales que usan en su día a día y que también vamos a observar en estas primerísimas páginas tan agitadas y vertiginosas. Con las primeras dosis de acción apareciendo nada más abrir el libro, es un inicio en el que nos iremos metiendo, a medida que pasan las páginas, en la vida de este pueblo, conociendo de primera mano la manera en la que funciona este sistema, su monarquía y, sobre todo, su crueldad con aquellos que tienen que pagar con dolores, castigos, e incluso con la propia muerte, los actos y consecuencias de aquellos que viven entre privilegios, caminando entre festividades y el ir conociendo de manera algo más profunda los diferentes elementos, creencias y costumbres de un escenario que se nos presenta desde cero. Debo mencionar que siempre hay un tono de tensión y de peligro por detrás, una sensación que jamás te va abandonar. Rara y extraña. Incómoda. Creo que la autora ha accedido de manera brillante a esto, jugando muy bien con las emociones no solo de la protagonista, sino también con la de nosotros y nosotras, los lectores y las lectoras, para hacernos completamente partícipes de lo que significa realmente vivir bajo una presión en la que siempre vas a salir perdiendo, hagas lo que hagas. Es a raíz de ello cuando nace la Carrera del olvido, una esperanza, una manera de terminar con las cadenas con las que nacen los Foráneos. Una oportunidad de vivir cómodamente, con derechos y sin volver a tener pesadillas. Y es cuando el libro da el pistoletazo de salida a esa carrera, donde la trama y el estilo de lectura cambian totalmente. Ya no estamos dentro de una ciudad desconocida que va mostrando su cara más oscura, sino que nos metemos de lleno en escenas misteriosas y plagadas de interrogantes que, a causa del vacío de memoria de sus concursantes, hará que la información nueva a llegar lo haga a cuentagotas para empezar a dar los primeros giros dentro de una trama que llegará a sorprender con las grandes revelaciones y que, sobre todo al comienzo, hará adquirir a la lectura ese aspecto más interesante y entretenido que llega a enganchar, conjuntado con una trama que va a toda mecha. Una carrera a contrarreloj donde la superveniencia, las peleas y el ingenio se unirán, y donde movernos de un lado hacia otro sin parar y sin momentos para respirar, planear el próximo movimiento y decidir en quién o en quién no confiar, será lo primordial para seguir con vida.
Sin embargo, pronto empecé a ver las primeras incongruencias del libro y, sobre todo, de la Carrera del olvido. Aunque he de reconocer que el inicio de esta carrera me entusiasmó, me mantuvo expectante y me llevó por situaciones y tejemanejes que conservaban muy bien esa sensación de incomprensión del camino que vamos a recorrer debido a que la protagonista pierde la memoria y no sabe qué esperar de lo que tiene por delante, creo que este tema pierde mucho fuelle a medida que se va desarrollando y se va avanzando en el libro. Mi principal problema es que veía y leía escenas que, para mí, no aportaban casi nada al libro al faltarle una justificación por detrás. Todo el tema de la carrera viaja de manera muy superficial al final, escena tras escena que, como digo, no dejaban lógica alguna a lo que, hasta ahora, se nos había dicho sobre cómo funcionaba todo esto. Una de las cosas que más me chocaron en relación a esto es que se nos comenta desde el principio del libro que en la Carrera del olvido absolutamente todo se olvida y que nadie, jamás, te puede o te va ayudar. Sin embargo, Astrid comienza la carrera recordando cosas fundamentales y, por el camino, se va a topar con gente que la va ayudar en todo lo que haga falta sin ninguna consecuencia, al contrario de esa advertencia con forma de castigo que había por todos lados hacia los ciudadanos. Eso no solo hizo que la tensión, la adrenalina con la que viajaba el libro, y todo su peligro se esfumara radicalmente, dejando escenas vacías, sin emoción y que empezaban a sentirse pesadas y aburridas, sino que el tema de las desvelaciones y de las grandes sorpresas puestas en todo el libro se vean también tocadas por todo ello. A cada página que pasaba me desenganchaba más y más de esta historia, una que me empezaba a dejar un panorama que se contradecía en todo momento y que dejaba escenas que no se desarrollaban correctamente y que contenían muchos fallos, bajo mi punto de vista. Creía que, de cara al final, esto iba a evolucionar y a convertirse en algo más grande y épico, momentos que, de alguna manera, iban a remediar el pequeño desastre argumental que estaba viendo, pero no es así. El final del libro puede ser apoteósico en cuanto a acción, pero es otro fallo monumental que deja una conclusión fría, precipitada y, de nuevo, mal llevada, con desenlaces desafortunados que han desaprovechado completamente una idea que partía desde un punto muy ventajoso y que se ha convertido, en realidad, en una lectura que peca por todos lados.
Para mí, el libro ha tenido bastantes cosas negativas. En primer lugar, no llegaba a entender o a ver bien a qué género literario pertenecía realmente este libro. Se nos habla de una fantasía, pero las únicas características que he visto de fantasía es que la ambientación de este libro parte de una tierra desconocida, con un nombre inventado, que tiene en su interior un palacio y a sus reyes/reinas y a sus príncipes/princesas. Sin embargo, tampoco se ahonda demasiado en eso, siendo una parte de la ambientación prácticamente inexistente. Andaba entre las calles de una ciudad con una tecnología a la actual, con ordenadores, cámaras, móviles, vehículos. Informativos, televisores y demás objetos que me sacaban totalmente de esa fantasía. Después me enteré que, en realidad, este libro es una distopía, algo que tendría mucho más sentido pero tampoco encontraba algo que lo corroboraba. Y es ahí donde radica el principal problema del libro. La falta de información y de creación de este mundo. Hay cosas que sí están, como ya he comentado, pero faltan muchísimas, pero que muchísimas más para entender bien cómo trabaja todo. Por ello, y por tener algo muy desorganizado que no llegaba a aclararse en ningún momento, me costaba bastante ubicar este libro dentro de un género.
Sinceramente, creo que volver a las comparaciones odiosas ha sentenciado a este libro, sobre todo si la comparación tiene que ver con Los juegos del hambre. Por supuesto que se le da un aire, pero es que me he llegado a encontrar hasta escenas que son prácticamente iguales a la del libro escrito por Suzanne Collins para cerrar arcos dentro de Corona del olvido. Eso no solo ha provocado que tengamos un libro al que le falta mucho que construir, sino que sus personajes se queden también por el camino. Puede ser que el tema de borrar la memoria a su protagonista sea un toque que aporte mucho misterio, pero la autora no ha sabido jugar del todo bien con sus escenas y, sobre todo, con unos personajes, tanto principales como secundarios, que se quedan vacíos y muy planos, sin nada a destacar. Astrid me ha parecido una chica demasiado variable, confiando en personajes cuando no debe y viceversa, cambiando de parecer de manera brusca y de pensamiento cada dos por tres. Además, hay algo relacionado con ella que también me ha tenido con más preguntas que respuestas, notando más incongruencias. El tema de la magia, algo que ella puede controlar sin saber por qué, ya que tampoco se nos explica, una magia que supuestamente debe ocultar porque, si saben que puede hacer eso, como Foránea la pueden capturar y matar. Sin embargo, todo el mundo nota pronto lo que puede hacer, sin ni siquiera ella demostrarlo en esos momentos, solo viéndola, habiendo estado también Astrid toda su vida rodeada de la realeza y de las tropas que van tras ella a lo largo de toda la carrera, sin haber recibido ninguna advertencia. Es algo que no he entendido en absoluto. Y junto a Astrid está Darius, el otro personaje y el que la va a acompañar en todo momento, que no me ha dicho absolutamente nada. Y los otros personajes, que aportaban una visión muy interesante, la otra cara de la moneda de esta sociedad, y que finalmente se quedan también en el aire, dejándome con ganas de ver más y decepcionándome por el camino.
Sin embargo, pronto empecé a ver las primeras incongruencias del libro y, sobre todo, de la Carrera del olvido. Aunque he de reconocer que el inicio de esta carrera me entusiasmó, me mantuvo expectante y me llevó por situaciones y tejemanejes que conservaban muy bien esa sensación de incomprensión del camino que vamos a recorrer debido a que la protagonista pierde la memoria y no sabe qué esperar de lo que tiene por delante, creo que este tema pierde mucho fuelle a medida que se va desarrollando y se va avanzando en el libro. Mi principal problema es que veía y leía escenas que, para mí, no aportaban casi nada al libro al faltarle una justificación por detrás. Todo el tema de la carrera viaja de manera muy superficial al final, escena tras escena que, como digo, no dejaban lógica alguna a lo que, hasta ahora, se nos había dicho sobre cómo funcionaba todo esto. Una de las cosas que más me chocaron en relación a esto es que se nos comenta desde el principio del libro que en la Carrera del olvido absolutamente todo se olvida y que nadie, jamás, te puede o te va ayudar. Sin embargo, Astrid comienza la carrera recordando cosas fundamentales y, por el camino, se va a topar con gente que la va ayudar en todo lo que haga falta sin ninguna consecuencia, al contrario de esa advertencia con forma de castigo que había por todos lados hacia los ciudadanos. Eso no solo hizo que la tensión, la adrenalina con la que viajaba el libro, y todo su peligro se esfumara radicalmente, dejando escenas vacías, sin emoción y que empezaban a sentirse pesadas y aburridas, sino que el tema de las desvelaciones y de las grandes sorpresas puestas en todo el libro se vean también tocadas por todo ello. A cada página que pasaba me desenganchaba más y más de esta historia, una que me empezaba a dejar un panorama que se contradecía en todo momento y que dejaba escenas que no se desarrollaban correctamente y que contenían muchos fallos, bajo mi punto de vista. Creía que, de cara al final, esto iba a evolucionar y a convertirse en algo más grande y épico, momentos que, de alguna manera, iban a remediar el pequeño desastre argumental que estaba viendo, pero no es así. El final del libro puede ser apoteósico en cuanto a acción, pero es otro fallo monumental que deja una conclusión fría, precipitada y, de nuevo, mal llevada, con desenlaces desafortunados que han desaprovechado completamente una idea que partía desde un punto muy ventajoso y que se ha convertido, en realidad, en una lectura que peca por todos lados.
Para mí, el libro ha tenido bastantes cosas negativas. En primer lugar, no llegaba a entender o a ver bien a qué género literario pertenecía realmente este libro. Se nos habla de una fantasía, pero las únicas características que he visto de fantasía es que la ambientación de este libro parte de una tierra desconocida, con un nombre inventado, que tiene en su interior un palacio y a sus reyes/reinas y a sus príncipes/princesas. Sin embargo, tampoco se ahonda demasiado en eso, siendo una parte de la ambientación prácticamente inexistente. Andaba entre las calles de una ciudad con una tecnología a la actual, con ordenadores, cámaras, móviles, vehículos. Informativos, televisores y demás objetos que me sacaban totalmente de esa fantasía. Después me enteré que, en realidad, este libro es una distopía, algo que tendría mucho más sentido pero tampoco encontraba algo que lo corroboraba. Y es ahí donde radica el principal problema del libro. La falta de información y de creación de este mundo. Hay cosas que sí están, como ya he comentado, pero faltan muchísimas, pero que muchísimas más para entender bien cómo trabaja todo. Por ello, y por tener algo muy desorganizado que no llegaba a aclararse en ningún momento, me costaba bastante ubicar este libro dentro de un género.
Sinceramente, creo que volver a las comparaciones odiosas ha sentenciado a este libro, sobre todo si la comparación tiene que ver con Los juegos del hambre. Por supuesto que se le da un aire, pero es que me he llegado a encontrar hasta escenas que son prácticamente iguales a la del libro escrito por Suzanne Collins para cerrar arcos dentro de Corona del olvido. Eso no solo ha provocado que tengamos un libro al que le falta mucho que construir, sino que sus personajes se queden también por el camino. Puede ser que el tema de borrar la memoria a su protagonista sea un toque que aporte mucho misterio, pero la autora no ha sabido jugar del todo bien con sus escenas y, sobre todo, con unos personajes, tanto principales como secundarios, que se quedan vacíos y muy planos, sin nada a destacar. Astrid me ha parecido una chica demasiado variable, confiando en personajes cuando no debe y viceversa, cambiando de parecer de manera brusca y de pensamiento cada dos por tres. Además, hay algo relacionado con ella que también me ha tenido con más preguntas que respuestas, notando más incongruencias. El tema de la magia, algo que ella puede controlar sin saber por qué, ya que tampoco se nos explica, una magia que supuestamente debe ocultar porque, si saben que puede hacer eso, como Foránea la pueden capturar y matar. Sin embargo, todo el mundo nota pronto lo que puede hacer, sin ni siquiera ella demostrarlo en esos momentos, solo viéndola, habiendo estado también Astrid toda su vida rodeada de la realeza y de las tropas que van tras ella a lo largo de toda la carrera, sin haber recibido ninguna advertencia. Es algo que no he entendido en absoluto. Y junto a Astrid está Darius, el otro personaje y el que la va a acompañar en todo momento, que no me ha dicho absolutamente nada. Y los otros personajes, que aportaban una visión muy interesante, la otra cara de la moneda de esta sociedad, y que finalmente se quedan también en el aire, dejándome con ganas de ver más y decepcionándome por el camino.
En resumen, Corona del olvido no ha sido el libro que esperaba ver. Con un inicio interesante, la trama va perdiendo fuerza y se va metiendo en escenas que confunden, se contradicen y que carecen de profundidad o de una base que la sostengan y las justifiquen, una historia que, además, tiene a unos personajes mal aprovechados y que nos deja con un final abrupto y desacertado que deja la sensación de haber leído un libro que no ha estado bien desarrollado.
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