¡Hola ciudadanos! Os traigo una nueva reseña antes de irme mañana de vacaciones, ¿os vais vosotros a algún lado? Playlist: las canciones de mi muerte, es una novedad que la editorial Del Nuevo Extremo nos ha traído a España. Si no estoy equivocada, ya se publicó anteriormente en Argentina y, la verdad, es que el libro pintaba de maravilla cuando empezaron a hacer su promoción por los diferentes blogs. Sin embargo, he notado muchos fallos de la autora que han hecho que el libro no tenga una puntuación perfecta pero, aún así, me ha gustado. ¿Queréis saber más? ¡Pues seguid leyendo!
Título original: Playlist for the dead
Trilogía/Saga: No
Autor: Michelle Falkoff
Editorial: Del Nuevo Extremo
Páginas: 288
Precio: ¿?
ISBN: 9788494461682
SINOPSIS: Para entender lo que pasó con su mejor amigo Hayden, Sam tiene que confiar en la lista de canciones y en su memoria. Pero cuanto más escucha se da cuenta que su memoria no es tan confiable como creía. Especialmente cuando alguien que pretende ser Hayden le manda mensajes enigmáticos, al mismo tiempo que comienza una serie de ataques contra los matones que le hicieron la vida imposible a su amigo. Sam sabe que tiene que enfrentar lo que ocurrió esa noche. La única manera: quitarse los auriculares y abrir los ojos a las personas que lo rodean (incluyendo una chica excéntrica e impredecible, también llena de secretos) para poder desentrañar la historia de su mejor amigo. Y quizás llegar a cambiar la suya propia.
Para Sam, las fiestas no son una delicia ni ningún entretenimiento. Él prefiere quedarse en casa, jugando a altas horas de la noche a Mage Warfare, un RPG online, con Hayden, su mejor y único amigo. Un amigo que encuentra muerto en una habitación, con síntomas claros de haberse suicidado. Sam no entiende el motivo, no lo ve, y lo único que le ha dejado Hayden para entender esa decisión es una lista de canciones y un mensaje. Intentando aceptar la pérdida de Hayden, Sam vuelve a su vida rutinaria: va a clase, estudia y juega mucho. Pero, sobre todo, escucha la lista de Hayden, aquella que le podría decir la razón de lo que su amigo ha hecho. Mientras tanto, alguien parece estar vengándose de la muerte de Hayden. Ataques repentinos y misteriosos están sucediendo sobre las tres personas que siempre le han hecho la vida imposible a su amigo y, cunado una noche el usuario de Hayden se conecte y empiece a hablar con Sam, parecerá como si Hayden hubiera regresado solo para vengarse. Sin embargo, la vida de Sam dará un cambio radical cuando conozca a Astrid, una chica de la que se enamora prácticamente desde le principio. Ella es la que le hará ver las cosas de otra manera, la que el sacará de un agujero negro en el que está, hará que Sam conozca a nueva gente y disfrute de nuevo de su vida y adolescencia. Lo que no sabe Sam es que, quizás, Astrid puede tener relación con el suicidio de Hayden y, cuando Sam empieza a descubrir todas las piezas del puzzle, se dará cuenta de que las coincidencias y los actos de uno, afectan a todo lo demás.
En esta novela debut, la autora nos introduce una trama adolescente que se ajusta bien a las preocupaciones y problemas de nuestra juventud, y habla de temas como el bullying, las inseguridades, la timidez, los celos, las familias desestructuradas, el suicidio y las consecuencias que trae el no aceptar a la gente tal y como es. El libro, nada más empezar, nos introduce de lleno en la trama al presentarnos directamente el suicidio de Hayden, el amigo de nuestro protagonista, Sam, que nos irá narrando su superación y su duelo en primera persona. El libro es difícil de asentar al principio ya que pasan muchas cosas. En serio. El suicidio de Hayden, la negación de Sam, la introducción de un montón de personajes secundarios, el misterio de la lista de música que explicará el motivo del suicidio y la misteriosa aparición de un "justiciero" que está devolviendo las jugadas a los que le hacían la vida imposible a Hayden. Ha sido un poco lioso, sinceramente. Porque hemos pasado de una trama que parecía se iba a centrar el descubrir el porqué Hayden a tomado la decisión errónea, a una en la que la venganza y la búsqueda de una nueva identidad de Sam se vuelven bastante protagonistas. No obstante, es un libro que se lee de una sentada y, en cierta manera, la causa de eso lo ha tenido el batiburrillo de temas que va a impregnar todos los capítulos para conseguir que ninguno de ellos suene a relleno o adquiera la lectura una lentitud innecesaria, y desde ya os digo que este libro lo he devorado en dos días de lo rápido que se lee. Rápido, con capítulos cortos y un misterio, han sido elementos suficientes para que haya disfrutado de este libro que no presenta casi nada más. El libro no es una pasada, no hay acción, la historia se centra sobre todo en el sector adolescente, en su día a día y en como cada uno de ellos tienen que enfrentarse a sus propios demonios personales. Pero sí que debo decir que la trama me ha parecido diferente, real y directa. La autora ha sido capaz de hablar de diferentes temas que han hecho que el libro tuviera el trasfondo que necesitaba para no quedarse en una simple historia de superación. Creo que la idea de, no ya solo meter al propio Sam como protagonista, si no hacer de alguna manera a otros personajes importantes, ha conseguido darle ese dinamismo y cambio de aires que me ha permitido ver que la trama es capaz de andar por sí sola y de acabar gustándote.
No obstante, Playlist: las canciones de mi muerte, tiene grandes fallos. Lo primero, la narración de la autora, a la cual se le ha notado que todavía está verde y que ésta es su primera novela. No es la primera vez que me ha pasado, pero las escenas eran demasiado rápidas, sin dejar tiempo a describir demasiadas cosas ni poder conocer bien a cada uno de los personajes y las situaciones que vemos. Además, los escenarios cambiaban cada dos por tres en solo una línea, lo que me confundía a veces sobre el sitio en el que Sam estaba. Luego, los personajes que, aunque me haya parecido una genial idea intercalar varias vidas en una sola, me han parecido meros pilares para que la historia funcionara y avanzara. Después está el tema del misterio, uno que ha sido medio predecible y que no he llegado a disfrutar del todo. A mitad del libro pensaba que lo tenía ya todo medio resuelto pero, vale, hay un cambio que me desmoronó todas mis teorías. Pero es cierto que la autora ha dejado demasiadas pistas para hacerse una idea de quién andaba tras los ataques a esos tres personajes que se metían continuamente con Hayden y, al final, ha resultado hasta un poco decepcionante descubrir la verdad. Y, por último, el romance, que no me ha convencido en absoluto. Me ha parecido insulso, sin motivación, muy extraño y rápido, algo que no me ha gustado.
Lo que más tengo que destacar del libro, y de la autora, son las numerosas referencias musicales y de cultura geek que se muestra en todas y cada una de las páginas, lo que le ha dado al libro un toque muy personal. Se nota que la autora sabe de lo que habla, que conoce los términos, los grupos de aquella época, las canciones míticas de las diferentes bandas de rock. Me he sentido muy a gusto verme mezclada con un sinfín de gustos diferentes y de grupos que nunca había oído. Junto a eso, la autora también ha querido meter su vena gamer, porque los videojuegos será muy importantes y estarán más presentes. Pero, como he mencionado antes, la pluma de la autora ha sido tan veloz que no he podido saborear bien cada cosa que enseñaba y no me he sentido lo totalmente metida en el libro como me hubiera gustado.
Y los personajes, más de lo mismo. Tenemos a Sam, un chico bueno en los estudios, más alegre y atrevido que Hayden, con un gusto exquisito en música y que se pasa casi todo el día jugando a videojuegos (que me cuente qué hace para pasarse todo el día jugando y que encima saque buenas notas); A Astrid, la chica que se meterá en la vida de Sam para desordenarla, una chica que su propio pasado que tampoco me ha dicho mucho; Eric, un chico homosexual que lucha por ser bien visto en un pueblo donde el pensamiento católico está muy presente y que tacha de enfermedad la homosexualidad. Es el personaje que más me ha gustado, y eso que ha salido un par de veces; o el "trío pandillero", ese grupo de amigos que le hacían la vida imposible a Hayden, odiosos y perfectamente descritos para representar la brutalidad y el bullying.
En definitiva, Playlist: las canciones de mi muerte, es una nivela debut que se queda estancada en algunos puntos. Unos personajes muy superficiales, un misterio que se vuelve predecible o un romance que no me ha convencido, en ningún momento, pueden suponer la sombra de una trama diferente sobre el suicidio y el acoso escolar, que destaca por su fragancia, realidad, crudeza y las referencias a la cultura geek que aparecen.
Y los personajes, más de lo mismo. Tenemos a Sam, un chico bueno en los estudios, más alegre y atrevido que Hayden, con un gusto exquisito en música y que se pasa casi todo el día jugando a videojuegos (que me cuente qué hace para pasarse todo el día jugando y que encima saque buenas notas); A Astrid, la chica que se meterá en la vida de Sam para desordenarla, una chica que su propio pasado que tampoco me ha dicho mucho; Eric, un chico homosexual que lucha por ser bien visto en un pueblo donde el pensamiento católico está muy presente y que tacha de enfermedad la homosexualidad. Es el personaje que más me ha gustado, y eso que ha salido un par de veces; o el "trío pandillero", ese grupo de amigos que le hacían la vida imposible a Hayden, odiosos y perfectamente descritos para representar la brutalidad y el bullying.
En definitiva, Playlist: las canciones de mi muerte, es una nivela debut que se queda estancada en algunos puntos. Unos personajes muy superficiales, un misterio que se vuelve predecible o un romance que no me ha convencido, en ningún momento, pueden suponer la sombra de una trama diferente sobre el suicidio y el acoso escolar, que destaca por su fragancia, realidad, crudeza y las referencias a la cultura geek que aparecen.
¡Muchas gracias a Del Nuevo Extremo por el envío del ejemplar!
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