¡Hola ciudadanos/as! ¿Cómo estáis? ¿Cómo lleváis este domingo y último día de la semana? ¡Espero que genial! Tal y como os dije en la primera reseña que subí durante el día de ayer, estoy poniéndome a tope con las reseñas que debo y que tengo pendientes. Hoy era obligatorio regresar una vez más al blog con una opinión bajo el brazo y, aunque pensaba que esta me iba a costar y se me iba a resistir mucho, finalmente creo que la he dejado decente. No os miento, me daba miedo enfrentarme a ella. Porque aquí os hablo de La vida invisible de Addie LaRue, uno de los libros más impresionantes que he leído en mucho tiempo. No voy a enrollarme demasiado, creo que todo lo expongo aquí debajo, pero sí quiero recalcar una cosa: que leáis este libro y lo hagáis con paciencia y saboreando cada una de sus páginas. Porque será así como disfrutaréis tanto como yo de esta historia.
Francia, 1714: en un momento de desesperación, una joven hace un trato fáustico para vivir para siempre y es maldecida a ser olvidada por todos los que conoce. Así comienza la extraordinaria vida de Addie LaRue y una deslumbrante aventura que se desarrollará a lo largo de siglos y continentes, a través de la historia y el arte, mientras una joven descubre hasta dónde llegará para dejar su huella en el mundo. Pero todo cambia cuando, después de casi 300 años, Addie se encuentra con un joven en una librería escondida y él recuerda su nombre.
No sabéis la inmensa suerte que tuve al poder tener este libro entre mis manos dos meses antes de su publicación oficial, tanto en español como en inglés. La editorial Umbriel confió en mí para mandarme un ejemplar sin revisar de La vida invisible de Addie LaRue, algo que ya les he agradecido en más de una ocasión y que sigo agradeciéndoselo. Recuerdo el momento en el que la novela entró por la puerta de mi casa. Estaba entusiasmada, emocionada, eufórica. ¡Iba a leer La vida invisible de Addie LaRue! Cuando lo abrí, no podía creer lo que estaba haciendo. Y, cuando lo leí, no podía creer la magnífica historia que estaba descubriendo con mis ojos. Han pasado dos meses desde que le dije un "hasta luego" a Addie, porque sé de sobras que esto no acaba para mí, que no es un adiós, y, a día de hoy, sigo sin saber qué palabras usar para definir la espectacular historia que me han regalado. V. E. Schwab ha tardado diez años en escribir La vida invisible de Addie LaRue. Díez años en los que, en cada momento, segundo, hora o día, la autora ponía parte de su ser entre las páginas. Sus miedos, inseguridades, sus éxitos y felicidad. Su frustración, su tristeza. Su vida. No es fácil hacer una reseña u opinión de lo que supone abrirse en canal a un público que va a leer tu interior. Así que sé que, diga lo que diga, jamás le haré justicia a La vida invisible de Addie LaRue. Al menos espero conseguir que leáis uno de los libros más reales y puros que jamás volveréis a encontraros en alguna ocasión.
La vida invisible de Addie LaRue comienza a finales de 1700, cuando Addie es aún una niña. Creciendo en una aldea francesa, Addie no es como las demás niñas de la época, sobre todo cuando viaja con su padre hacia lugares con mucha gente, muchos olores y mucho ruido. Addie quiere salir de su casa, ver mundo, sabe que su futuro no está en Villon-sur-Sarthe. Sin embargo, nacer niña solo te deja un futuro posible: buscar un buen marido pronto, casarse y formar una familia. Addie siente que eso jamás le hará feliz, que la encerraría aún más de lo que ya está. Y, cuando llega el terrible momento de comprometerse, Addie hace lo que siempre le han aconsejado no hacer: le reza desesperada al Dios que solo despierta por la noche y hace un pacto con él. A partir de entonces, la vida de Addie empieza de verdad. Usando una narración en tercera persona, casi siempre desde la perspectiva de Addie, aunque también se incorporará más adelante la visión de un segundo personaje que será crucial para la trama, V.E. Schwab nos contará esta historia alternando entre pasado y presente, a lo largo de las siete partes en las que se encuentra dividida la novela, para abarcar todos esos trescientos años que existen entre que Addie hace el pacto y vive en la actualidad. La lectura de Addie LaRue ha sido, sin dudarlo, una aventura plagada de emociones. Ya desde el comienzo, la autora nos deja ese desgarrador momento en el que nuestra protagonista aspira a más, no queriendo convertirse en otra mujer cuyo propósito es solo dar a luz a hijos. En estos primeros compases nos metemos de lleno en una época muy bien evocada, con esas costumbres religiosas con las que Schwab empieza a toquetear ya esa parte de fantasía con la que también caminará el libro poco a poco. En tan solo unas pocas páginas, Victoria hizo que empatizara mucho con Addie, que entendiera su malestar y sus miedos, una chica que ama soñar, que tiene una imaginación desbordante y que quiere seguir volando para ser libre, que sabe lo que se espera de ella habiendo nacido a finales del siglo XVIII, pero que quiere romper con esos roles. Quiere ser ella la que tome decisiones en su propia vida. Y, hasta ahora, el libro caminará sobre ese tema. Sobre cómo quieres existir: siguiendo tus normas o dejando que los demás te digan qué hacer y quién eres. Así que no podía parar de leer. Porque, aunque las primeras cien páginas son para conocer mejor a Addie y qué es lo que la lleva a tomar la decisión de hacer un pacto con ese Dios travieso y traicionero, yo ya estaba completamente enganchada a absolutamente todo. Quería saber más y más y, en cuanto aparece ese esperado primer plot twist, la lectura no hizo más que mejorar.
Ilustración de rosiethorns88 |
Además, el pasado sirve para dejar una segunda trama que sigue desarrollando el tema del pacto y el juego que Addie tiene con el diablo, una interacción entre los dos para ver quién es más inteligente y quién gana la partida que deja momentazos y las ganas de seguir leyendo. Porque lo guay de todo esto es que Schwab no te da de sopetón toda la información; la va dosificando con unas cantidades que abren el apetito, pero no te quita las ganas de comer. Tanto el pasado como el presente se combinan muy bien y, cuando llega el otro gran plot twist, se le añade un nuevo misterio que se irá resolviendo a medida que avanzamos pero siempre estando ahí ese teatro en las sombras entre Addie y su Dios particular. Los cambios que hay a lo largo de la lectura, sobre todo cuando dejamos atrás una de las siete partes en las que está dividido el libro y comenzamos otra, también aportan su granito de arena para que siempre estés pegada a las páginas de la novela, intrigada. Añaden cosas nuevas e inesperadas, empiezan a tratar otros temas lejos de Addie y, al final, te quedas con que La vida invisible de Addie LaRue es, simplemente, un homenaje a lo que significa ser humano. Es un libro sobre la vida y la muerte, sobre el recuerdo y tu existencia en el mundo. Sobre el amor, el querer que la vida que tenemos realmente valga la pena, sobre los sueños y las luchas que tenemos que vencer diariamente. Sobre las expectativas, las desilusiones, las decepciones y los miedos. Porque, ¿quién no se ha sentido alguna vez perdido? ¿Quién no desea hacer algo por lo que realmente valga la pena seguir hacia adelante? Es por ello que tengo bien claro que La vida invisible de Addie LaRue no es solo el mejor libro que he leído jamás, sino también el mejor libro que ha escrito V.E. Schwab hasta la fecha.
Y, bueno, no dejemos atrás los últimos momentos de la novela. Son increíbles, capaz de poner el vello de punta y robarte el aliento. Es el todo o la nada, la gran prueba final. La última elección. En estos momentos me tenía hasta que obligar a parar de leer porque, de seguir, terminaba el libro. Y no quería. Quería que durara más, que fuera más largo y, qué queréis que os diga, que ya por el final también tengamos giros inesperados que me dejaban KO pues no ayudaba mucho a que me alejara de la lectura. Los últimos capítulos van a ser de infarto total y de muchos nervios por todos lados. Porque hasta última hora puede pasar cualquier cosa, nada está cerrado. Y, claro, llegó el momento de leer el punto y final y ahí estaba yo. Destrozada, llorando, con el corazón encogido en un puño. Feliz pero también triste sabiendo que ya no tendría más de esta obra maestra.
Lo que sí sé es que los personajes de este libro también van a estar siempre conmigo. Aunque ya os he hablado de Addie, me veo en la obligación de profundizar más en ella. Porque Addie es un personaje sumamente complejo que entrega completamente a ti. Es una chica que ha pasado por mucho y que ha ido madurando a base de golpes y decepciones. Que ha tenido que sacrificar su alma y su cuerpo para conseguir lo que siempre ha deseado. Es un personaje que, al principio, se ve roto, inexperto, perdido y desesperado. Y, más adelante, la empezamos a ver como alguien mucho más maduro, más experimentado y con más vitalidad y fuerza que nunca. Al igual que La vida invisible de Addie LaRue es el mejor libro que ha escrito V.E. Schwab, la propia Addie es uno de los mejores personajes que ha creado. Y, junto a ella, tenemos a Henry, otro personaje que también nos conquistará sin poder remediarlo. Es la otra cara de la moneda y el que realmente pone el misterio a todo el asunto que tenemos por delante. Un chico con el que también he empatizado pronto, su amor por los libros, sus delicadeza y su compasión hará que quieras tener tu propio Henry en tu vida. Para mí ha sido un personaje inspirador y que me ha abierto los ojos, que me ha dado mucho más de lo que, quizás, Schwab esperaba de él. Pero camina también con unos valores tan imprescindibles que es imposible dejarle de lado. Por último, y en este triángulo, no podía faltar Luc, la oscuridad. El diablo y la pesadilla de muchos y muchas, es curioso lo que también consigue hacer este personaje, uno que se muestra muy lejano, muy desconfiado, uno de esos personajes que tienen todas las papeletas para ser el que no te cae nada bien y que, sin saber cómo, se convierte en uno con una pillería y destreza que acaba mostrando una parte que no esperabas de él y de la que también te enamoras.
Voy a terminar aquí la reseña de La vida invisible de Addie LaRue. Sé que es larga pero, aún así, siento que me ha faltado mucho por decir. Es una historia que tenéis que descubrir sí o sí, y ojalá os animéis a ello porque sé que no os vais a arrepentir en ningún momento. Victoria Schwab está espectacular, lo escribe todo tan precioso y cargado de sentimiento que es imposible no caer en sus garras. Así que, en resumen, La vida invisible de Addie LaRue es el libro que consolida a Victoria Schwab como una de las voces más importantes e increíbles de la literatura actual. Una historia atemporal para enamorarse, es el libro que estabas esperando: tan inolvidable como su protagonista.
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