Mientras los astros conspiran para mantenerlos separados, Jaya y Grey se plantean cuestiones relacionadas con el amor y la lealtad, y se preguntan hasta qué punto es posible escribir tu propio final de cuento. A las afueras de Aspen, en Colorado, asentada entre montañas ancestrales y un lago que semeja una mancha de tinta, se encuentra la Academia Internacional Santa Rosetta. Sus imponentes capiteles, sus marañas de hiedra y sus desgastadas torretas de ladrillo iban a convertirse en el hogar de la princesa Jaya Rao a lo largo de un año. Durante su estancia allí, Jaya se impuso una única misión: partirle el corazón a un noble inglés. Pero primero tendría que enamorarse de él.
A estas alturas, es complicado dar o tener un retelling que consiga sobresalir por encima de los demás, sobre todo si ese retelling es de uno de los cuentos clásicos más adaptados en los últimos años: La Bella y la Bestia. Desde luego, no nos podemos quejar de la variedad que podemos encontrar; desde los retelling que viajan más hacia la fantasía hasta aquellos que se quedan en un ambiente más contemporáneo, también tenemos esos que están en medio, entre lo real y la fantasía. El amor y otras maldiciones, el primer libro que llega a nuestro país de la autora Sandhya Menon, es el ejemplo de esto último, una reinterpretación que viaja más sobre el romance contemporáneo pero sin olvidar ese toque de fantasía con el que, a pesar de lo que he dicho al comienzo, sí consigue ser una historia diferente y que sobresale por encima de los libros similares a él. Yo soy una de las personas que siguen disfrutando y amando un buen retelling, y me da igual que sea otra vez de La Bella y la Bestia, o de La Sirenita o de La Bella Durmiente. Disfruto mucho el género (no sé si llamarlo así, en realidad), porque de vez en cuando te llevas una grata sorpresa y consigues descubrir algo diferente entre tanta igualdad. Y Sandhya Menon, con algo tan simple como cambiar un elemento por otro, ha conseguido crear una lectura entretenida a la par que novedosa y misteriosa.
Bajo una narración en tercera persona alternando la perspectiva entre los dos personajes principales, Jaya y Grey, la historia de El amor y otras maldiciones es bastante mundana a simple vista: una princesa proveniente de la India, Jaya Rao, llega a la academia Santa Rosetta en busca de venganza después de que alguien, quien ella cree es Grey Emerson, el único que podría hacerlo dado el historial que hay entre su familia y los Rao, publicara fotos comprometidas de su hermana Isha besándose en un taller mecánico con un chico de barrio. ¿Y cuál puede ser la mejor venganza para devolverle a los Emerson lo ocurrido, que partirle el corazón al futuro heredero? Aunque, bueno, creo que ya os podéis hacer una idea de que esos planes pronto se irán al traste cuando empiecen a ocurrir cosas inesperadas que trastocará completamente a Jaya y su relación con Grey.
Cuando comencé el libro tenía en mente que esta historia iba a ser divertida, un rifirrafe entre ambos personajes que dejaría momentos icónicos y surrealistas con los que más de una carcajada soltaría. Y, aunque no ha sido una lectura así como tal, sí que me ha gustado no solo porque he sido capaz de reír en más de una ocasión con las ocurrencias de Jaya, su hermana y las amistades que hace en la academia, sino porque, al final, me he dado cuenta de que me he topado con una trama más seria de lo que esperaba. A decir verdad, el libro en cuanto a ambientación no tiene mucho que destacar, prácticamente toda la historia se va a desarrollar entre las paredes de la academia, entre clases y descansos, entre comidas y fugas nocturnas, un ritmo que también andará más o menos por la misma línea, sobresaliendo de vez en cuando en esos momentos cargados de más tensión o sentimentalismo, de más pillería o más fantasía. Para mí, El amor y otras maldiciones ha sido un libro que me ha tenido enganchada y que he leído sin problemas. No te da la sensación de ser un libro aburrido o que se queda estancado, como que la historia de Jaya y Grey es más de lo que puede parecer y, por el camino, encontramos recovecos que nos dirigen incluso hacia otras subtramas que también empezarán a tener importancia para el transcurso de todo lo que está a punto de suceder. La interacción de personajes secundarios es un completo acierto y algo sumamente importante para hacer que El amor y otras maldiciones tenga profundidad y no se quede en la típica historia de enemies to lovers que tan manida tenemos ya. Son como un descanso y un punto y a parte de lo que se está leyendo, una manera que ha tenido la autora de conseguir que la atención no esté siempre puesta en Jaya y Grey y su progreso, sino que existan otras relaciones a tener en cuenta que seguirán manteniendo nuestro interés, darán una guerra diferente y volverán a servir para dar ese tono cómico para que, así, el libro no se haga tan monótono. Además, desde el comienzo partimos ya con un misterio que aún está sin resolver, consiguiendo con ello también que la lectura se vaya de vez en cuando hacia intentar saber quién es el culpable real de las acusaciones y de que la familia Rao esté en serios problemas. La combinación de todos esos elementos nos da, sin dudarlo, una lectura muy equilibrada y completa en la que siempre va a estar pasando algo. Cuando no es el juego que se traen Jaya y Grey, tanto en sus buenos como en sus malos momentos, es el tema de la familia, las expectativas y el poder, o el empezar a comprender que, posiblemente, seguir la vida que tus padres han planificado para ti, solo por ser la princesa o alguien importante, no es lo que realmente deseas. Sandhya Menon se encarga también de tratar temas más complicados como las relaciones tóxicas o el saber que puedes elegir y tomar tus propias decisiones sin que nadie venga por detrás a condicionarte. Es por eso que digo que El amor y otras maldiciones es un libro que me ha demostrado que viene con una parte más seria y que sabe diferenciar muy bien esos momentos más relajados y bonitos, dulces y con el romance por todos lados, pero también esos momentos más amargos, tristes y desesperados que sentimos de vez en cuando como seres humanos. Y, aunque toda la lectura es un compendio de escenas que van a estar moviéndose casi todo el tiempo por la misma dirección, el final ha sido el esperado y me ha gustado, dejándome incluso con ganas de leer el siguiente y de conocer qué es lo que va a pasar a continuación.
Además de todo esto, si algo hay que destacar de El amor y otras maldiciones es el tema de la maldición en sí, tan famosa y que todo el mundo conoce ya, y que existe sobre la famosa bestia del castillo. Es aquí donde está esa parte que tira más hacia la fantasía que he comentado al principio, algo que seguramente ya os imaginabais, y que, para mí, ha sido algo diferente y que he agradecido al ser un asunto que, hasta ahora, no había visto que se tratara de la manera en la que Sandhya Menon lo trata en este libro. La maldición que todos conocemos se resume en que la Bestia, si quiere conservar su humanidad, deberá enamorarse y encontrar el amor antes de que el último pétalo de la rosa caiga. Pero, ¿qué pasa si la rosa, en esta ocasión, es una joya y los pétalos sus rubíes? ¿Qué pasa si, en realidad, la maldición no consiste en convertirte en una bestia, si no en morir una vez que esos rubíes desaparecen? La historia de la que parte la autora en relación a Grey y su maldición me ha parecido muy intrigante y una manera nueva de tratar el mismo tema. Si bien es cierto que, bajo mi punto de vista, narrar también desde la perspectiva de Grey ha hecho que se pierda parte de la chispa de la historia, ya que la maldición y toda su verdad se sabe desde prácticamente el principio, sin dar pie a jugar más con el misterio añadiendo algo que podría haberse quedado más oculto, también es verdad que yo he disfrutado mucho de estar presente en los cambios que se dan a raíz de esta maldición a lo largo de la lectura. Además, me ha parecido curioso que también se haya añadido una disputa familiar por medio, una maldición ancestral que algunos se creen y otros no, una manera de contar una historia del pasado bastante divertida, todo hay que decirlo. Es como que, aunque se podría haber tratado de una manera diferente, tampoco ha estado mal y ha sabido funcionar a la perfección en todo momento.
Es gracias a esta maldición que Grey, por ejemplo, es el personaje más completo y complejo que presenta el libro. Para mí es el gran protagonista, un chico con el que he empatizado desde el principio, que he entendido y que incluso quería proteger a toda costa. Me ha desgarrado su melancolía, su manera de pensar y de tratarse, el ver que se siente como alguien sin importancia, roto y que no merece nada de compasión y amor. Pero también me ha gustado descubrir que, en realidad, es una persona dulce, con ganas de vivir y de sentir, con sueños, aspiraciones y sensible. La evolución que tiene desde el principio es algo a destacar y, junto a él, Jaya también tiene un cambio asombroso desde que la conocemos hasta que nos despedimos de ella al final del libro. Con Jaya no he sentido la misma conexión que con Grey, a veces tenía pensamientos y comportamientos que me frustraban un poco o no comprendía, me parecían un poco marear la perdiz y poner más patas arriba las cosas sin tener por qué, pero ambos tienen un desarrollo muy bueno a mejor, se van abriendo, son más conscientes de lo que tienen y, sobre todo, de lo que quieren, y harán cualquier cosa con tal de conseguir lo que piensan que realmente les hace felices.
Lo único que me ha chirriado del libro, a parte de las pequeñas cosas que ya he comentado, ha sido lo rápido que se desarrollaban algunas circunstancias, especialmente entre Jaya y Grey. Aunque una vez que todo está asentado la cosa va a un ritmo más normal, ha sido sobre todo al principio cuando he sentido que los sucesos iban con demasiada rapidez. Sabiendo la historia en común que tienen los Rao y los Emerson, y sabiendo cómo es Grey de cerrado al comenzar el libro, sigo sin ver ni creerme que se haya abierto tan rápidamente con alguien prácticamente desconocido antes que con las personas que conoce desde hace más tiempo, sobre todo teniendo en cuenta pues, eso, que Jaya es una Rao y son los enemigos de su familia. Lo mismo ocurre con Jaya, como que ve a Grey de primeras y ya pierde un poco la orientación de la misión con la que llega, como que ambos pronto se olvidan de donde proceden y quiénes son. Por una parte entiendo que tenga que pasar porque, a ver, estamos ante un romance y tiene que haber una relación entre los dos sí o sí, pero me hubiera gustado tener más tiempo que lo hiciera todo creíble ya que, además, había saltos temporales muy bruscos de un capítulo a otro y, de repente, la relación de Jaya y Grey era más estrecha sin apenas tener un buen desarrollo antes que los llevara hasta ese punto.
A pesar de ello, El amor y otras maldiciones ha conseguido ser un retelling de La Bella y la Bestia que me ha gustado y que me ha ofrecido un toque nuevo que lo distingue algo de los demás. Con una historia de rivalidades entre dos familias, una maldición a romper y unos personajes que consiguen evolucionar de manera agradable, Sandhya Menon se convierte en una autora de la que me gustaría leer algo más en un futuro ya que, lo que he visto aquí, me ha dejado muy buen sabor de boca.
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