¡Hola de nuevo, ciudadanos/as! Segunda entrada para el día de hoy, aunque en esta ocasión toca nueva reseña. Es una opinión que tenía pensado subir ayer, lunes, ya que es el día en el que normalmente subo reseñas, pero al final decidí subirla mejor hoy para perfilar sus detalles, así que aquí os la dejo. Hoy os hablo de El bosque de las cosas perdidas, el nuevo trabajo de Shea Ernshaw tras La maldición del mar, un libro autoconclusivo sobre brujas, bosques mágicos y un invierno aterrador que viene perfecto para refrescar el ambiente que tenemos hoy en día, y que os recomiendo muchísimo si queréis leer algo con una ambientación muy lograda y con un toque misterioso que te tendrá engachado/a desde el principio. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
Título: El bosque de las cosas perdidas
SINOPSIS:
Título: El bosque de las cosas perdidas
Título original: Winterwood
Trilogía/Saga: No
Autor/a: Shea Ernshaw
Traductor/a: Vanesa Laura FuscoEditorial: Puck
Páginas: 320
Precio: 15€
ISBN: 9788492918867SINOPSIS:
Cuidado con los bosques oscuros y sombríos. En especial, con el bosque que rodea el pueblo de Fir Haven. Algunos dicen que el bosque es mágico. Embrujado, incluso. Aunque todos dicen que es una bruja, solo Nora Walker sabe la verdad sobre su identidad. Ella y las Walker que la precedieron siempre han tenido una conexión especial con el bosque. Y es esa conexión especial la que lleva hasta Oliver Huntsman, el chico que desapareció algunas semanas atrás, durante la ventisca más violenta de los últimos años. Oliver tendría que estar muerto, pero sigue vivo, abandonado en el bosque sin recuerdo alguno del tiempo en el que estuvo desaparecido. Pero Nora, gracias a su conexión, percibe un cambio en el bosque; una intranquilidad ante la presencia de Oliver. Y de pronto, se da cuenta de que su única alternativa es descubrir la verdad de cómo fue que el chico por el que ha llegado a sentir un profundo cariño sobrevivió en el bosque durante la ventisca y, lo que es aún más importante, qué lo había llevado allí. Sin embargo, lo que Nora no sabe es que Oliver también tiene secretos, y hará lo que sea por mantenerlos ocultos, porque resulta ser que él no fue el único que desapareció esa noche fatídica. Desde la creación del primer cuento de hadas, hemos aprendido que se debe temer lo que se oculta dentro de los bosques oscuros y sombríos, y en El bosque de las cosas perdidas, Shea Ernshaw nos muestra por qué.
Nora Walker es una chica que proviene de un linaje familiar mágico donde todas las mujeres de su familia han sido brujas poderosas que manejan diferentes tipos de habilidades. Las mujeres Walker siempre han tenido una conexión especial con los bosques que rodean la ciudad, una que puede ser realmente peligrosa en invierno, cuando las nubes se hacen dueñas de los cielos y la nieve cubre hasta los más altos árboles. Gracias a su abuela, solo Nora sabe realmente el peligro que conlleva ir al bosque cuando no es debido pero, un día reuniendo objetos que aparecen mágicamente allí, Nora encuentra algo completamente difernte. Nora encuentra a un chico, Oliver, quien a pesar de la cruel tormenta de nieve que está asolando el lugar, ha sobrevivido a ella. Nora sabe nada más verlo quién es, el mismo chico que desapareció del campamento de jóvenes rebeldes hace unas semanas, y ahora ha regresado sin recordar lo que le sucedió. A partir de ese momento, Nora comienza a notar un movimiento inusual del bosque en presencia de Oliver, y pronto se dará cuenta de que no tiene más remedio que descubrir lo que realmente le ha pasado si quiere calmar el viento que lo mantiene despierto, descubrir cómo sobrevivió casi dos semanas solo y cómo terminó allí en primer lugar. Pero Oliver tiene sus propios secretos, secretos que intentará enterrar en su memoria ya que no fue el único chico que desapareció esa noche. Y Nora podría ser el punto en el que la oscura verdad estalle para salir a la luz.
Últimamente estoy en el mood de querer y necesitar leer historias donde los hechizos, las brujas, los rituales y más cosas paranormales son parte de la ambientación. No sé porque, quizás por descargar un poco de tanta fantasía o porque, de alguna manera, pensar en brujas me hace pensar en Halloween y, a su vez, pensar en Halloween me recuerda al otoño y al frío y a las ganas que tengo de que acabe este calor y podamos estar con abrigos y bufandas de nuevo. Sea lo que sea, me apetecen historias de brujas. ¿Y qué mejor que tener un nuevo libro de Shea Ernshaw ya por nuestras librerías? El año pasado tuve la oportunidad de leer su primera novela, La maldición del mar, una historia que me atrapó y me enganchó una barbaridad, y que disfruté bastante. El bosque de las cosas perdidas, su nuevo libro, está ambientado en el mismo universo que La maldición del mar y, aunque son historias independientes, puedo decir que también comparte algo más con ella: la forma tan alucinante y única con la que me ha atrapado entre sus páginas.
Usando una narración en primera persona a través de dos perspectivas, la de Nora, siendo esta más protagonista, y la de Oliver, El bosque de las cosas perdidas es un libro fantástico y maravilloso que funciona perfectamente desde el comienzo gracias a una Shea que está mucho más segura de lo que escribe, usando un estilo muy propio y característico de ella, conservando su esencia y su toque místico pero llegando a ser más atmosférico y más misterioso que su novela debut. En cuanto a esquema, la verdad es que El bosque de las cosas perdidas sigue uno bastante común, pero no es un libro simple aunque pueda parecerlo. Los primeros compases de la novela son el espacio pensado para introducir cada uno de esos elementos que, más adelante, tendrá más o menos importancia para la historia. El bosque que nos acogerá, el campamento para chicos problemáticos y sus huéspedes, el inicio de un misterioso caso que todavía estará por resolver y la vida de Nora y su historia familiar, todo ello es lo que nos encontraremos en estos capítulos y páginas. Sin embargo, en ningún momento he notado que fuera una introducción lenta o densa ya que El bosque de las cosas perdidas no se va a andar con rodeos y nos llevará directos al grano, con un chico que ha desaparecido y que es, de repente, el que Nora encuentra en el bosque sin poder creerlo y sin saber cómo ha sobrevivido ahí dentro y a la interperie invernal durante tanto tiempo. Es así como este libro me ha ganado tan rápido y me ha atrapado entre sus fauces sin poder remediarlo. A partir de ese momento, y siguiendo ese primer giro en la trama, la lectura se vuelve intrigante y muy interesante gracias a una buena ola de preguntas que asaltarán tu mente para mantenerte enganchada y para que tengas la necesidad de seguir leyendo solo para contestar a la más importante de todas: ¿qué está pasando?
Shea Ernshaw hace un trabajo excelente para jugar con nuestras mentes, para crear pistas falsas o dejar ilusiones, llevándonos de un lado al otro y haciendo que siempre estemos cuestionando cada escena o paso que damos en este escenario, con algo de miedo y sin fiarnos mucho de nuestro alrededor. Por ello, para mí El bosque de las cosas perdidas ha sido una lectura emocionante y muy misteriosa, super entretenida y de la que no he podido escapar tan fácilmente. He estado muy metida en el libro en todo momento, quierendo investigar e indagar más en todo lo que estaba ocurriendo, disfrutando de cada página y encontrando un dinamismo brutal que ha funcionado muy pero que muy bien. Cuando menos te lo esperas estás prácticamente por la mitad del libro, disfrutando aún de unos capítulos que no se alargan demasiado y que se van a ir entrelazando entre los dos narradores, centrándonos cada vez más en esos personajes secundarios que empiezan a enseñar sus verdaderos propósitos y a poner sus cartas sobre la mesa, y complicándolo todo mucho más para añadir ese factor de no saber qué creer o en quién confiar. Esto hace que los giros en la trama sean más abundantes, que las sorpresas lleguen una detrás de la otra, que tu mente se confunda más y más y, aunque llegados a un punto yo me olí parte de lo que estaba sucediendo de verdad, parte de la gran bomba final, por otro lado seguía viendo y notando cosas que continuaban captando mi atención y con las que sentía que aún quedaba mucho por descubrir. Por ello, y ya de cara al final, es posible que la verdad que se esconde tras ese caso misterioso que nos acompaña desde el comienzo no me pillara tan desprevenida pero, aún así, me quedé con los ojos completamente abiertos al ser consciente de las otras partes que complementaban el misterio inicial. Unos últimos capítulos en los que va a pasar de todo, lo guay que tiene El bosque de las cosas perdidas es que es un libro que sorprende desde el principio y que no sabes por dónde va a salir, tal y como ando diciendo. Eres consciente de que algo se cuece, algo muy oscuro y turbio, y todo se convierte en una sospecha. Pienso que la autora ha conseguido crear un libro muy potente y original, una mezcla muy buena entre la fantasía y el thriller con el que ha hecho que este libro sea una auténtica y tétrica aventura, dejando un punto y final diferente que no se parece en nada a cualquier otro pero que, aquí, queda estupendamente.
Pero, ¿es el misterio lo único que tiene de bueno El bosque de las cosas perdidas? En absoluto. Ya he comentado que es un libro con mucha personalidad y con una originalidad tremenda, algo que recae en una ambientación que, de verdad, me ha puesto el vello de punta en más de una ocasión. Ya sabéis la importancia que le suelo dar a una buena ambientación casi siempre, y os aseguro que la que trae este libro es completamente embaucadora y muy realista. Es una ambientación que nos traslada a la parte más fría y gélida que nos puede dar un sitio de plena naturaleza, y creo que precisamente está ahí la magia del lugar. El misterio con el que se ha ido moviendo el libro ha sido muy bueno pero, sin una ambientación como esta, nada hubiera funcionado de la forma tan buena en la que lo ha hecho. Es complicado describir este escenario, porque no es uno fácil de detallar. Está compuesto de muchas cosas, muchas conexiones con los personajes y, en especial, con Nora. Pero es una ambientación que tiene vida propia. Un bosque que respira, piensa, se enfada, se duerme, está más calmado o está mas confuso. Es un bosque con el que hay que tener cuidado y que hay que respetar. A mí me ha encantado todo lo que Shea nos ha ido soltando de él a cuentagotas. Tener una ambientación como esta intensifica el montón de sensaciones que te produce la lectura en todo momento, y todavía tengo en mente una escena en concreto que la sufrí mucho porque parecía que estaba ahí delante, con los personajes, viviendo eso. Os aseguro que es una parte del bosque tan bien marcada y sentida que lo único que había era agonía y ganas de salir corriendo. Ha sido una pasada, la he saboreado con gusto, y tiene secretos y recovecos que solamente podréis entender si os animáis a conocerlos.
Junto a ello, otra de las cosas mágicas que tiene este libro ha sido el pasado familiar que nos narra Nora, y especialmente el libro y la autora, desde el principio. Ella es una Walker, como bien nos recuerda constantemente, descendiente de otras Walker que siempre han vivido cerca del bosque, en la cabaña que es ahora su casa, viéndose como mujeres con poderes inexplicables. Las Walker son brujas, con habilidades cuyo origen está ya perdido. Pero a lo largo de toda la lectura iremos viajando al pasado para encontrarnos con la historia personal de cada una de las Walker que, hasta el presente, han pasado por allí. Esto se encuentra en ciertos puntos del libro en los que parece que hay una pausa para coger aire antes de retomar la historia principal, metiéndonos en una especie de libro familiar que nos va narrando el nacimiento de estas Walker, su niñez, su crecimiento y sus poderes. Cada una de ellas tendrá algo diferente a mostrar y, personalmente, me ha parecido un detalle super guay que le ha dado al libro un toque de originalidad mucho más profundo. Además, me encantaba encontrarme, al finalizar con las biografías, anotaciones de recetas o hechizos para diferentes situaciones, tales como atraer cuervos, curar la pena, invocar un idioma o hacer té de bayas, entre otras, viendo como la ambientación se hace mucho más palpable con tan solo introducir este tipo de elementos.
Lo único que podría destacar como algo que sigue sin convencerme en los dos libros que he leído de Shea es el romance. Aunque el que aparece aquí, en El bosque de las cosas perdidas, me parece algo más real y se entiende o comprende mejor por las situaciones que se viven, sigo notando que falta dar un paso más, desarrollar mejor los sentimientos y las relaciones entre los personajes, bebiendo aún de ese instalove que no funciona demasiado bien.
Por todo lo demás, El bosque de las cosas perdidas vuelve a ser un libro que me ha conquistado completamente. A través de una ambientación especial, mágica y con vida, repleta de detalles muy buenos y con mucha fuerza, la historia misteriosa es capaz de engancharte desde el comienzo y, aunque podrías adivinar la terrible verdad que se esconde detrás de ello, el libro es capaz de ofrecer otros elementos alucinantes con los que seguirás enganchada, sin poder remediarlo, hasta que el libro llegue a su fin. Una de mis mejores lecturas de lo que va de año sin dudarlo.
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