¡Buenas tardes de viernes, ciudadanos! ¿Teníais ya ganas de fin de semana? Seguro que la vuelta a la rutina te deja exhausto/a la primera semana, pero mucho ánimo y a por todas. En una semanita entramos ya en el otoño, y la reseña que os traigo hoy es de esos libros que rememoran estas fechas, y que son perfectos para la caída de las hojas, los cielos encapotados y el olor de la lluvia. Os hablaré de Un encantamiento de cuervos de Margaret Rogerson, una de esas novedades a las que les teníamos ganas de ver ya en español, una lectura que, si bien tiene puntos buenos, no ha sido del todo como esperaba. ¡Vamos a ello!
Autor/a: Margaret Rogerson
Editorial: Nocturna
Páginas: 370
Precio: 16€
ISBN: 9788416858729
Todo el mundo sabe que los elfos son tan arrogantes como inmortales y por eso les gusta que se los retrate. Además, ansían el arte de los humanos porque ellos son incapaces de crear algo que transmita vida. Isobel los conoce bien, pues se gana la vida pintando sus rostros. Pero un día el príncipe del otoño entra en su taller y, al retratarlo, comete un terrible error: plasma en sus ojos el dolor humano que percibe en su mirada, un rasgo que cualquiera de sus súbditos consideraría una debilidad. Tras recibir el cuadro, el príncipe regresa convertido en cuervo y la acusa de traicionarlo ante su corte. La única manera de solucionarlo es que Isobel se adentre con él en las tierras del otoño para restaurar su reputación. No obstante, deberá tener cuidado: como afirman los elfos, siempre deseamos lo que tiene el poder de destruirnos.
En Extravagancia, los humanos y los elfos conviven. Unos tan delicados que con cualquier cosa podrían romperse como un jarrón de cristal; otros, tan arrogantes y sin tener mucho conocimiento de la humanidad que podría ser la destrucción de su mundo. Para Isobel, tratar con elfos es el pan de cada día. Como retratista, los elfos de todos los rincones la visitan para ver su arte, algo muy preciado. Pero la llegada del Príncipe del Otoño trastoca todos sus planes. Estar cerca de él es diferente, no es un elfo como los que ha conocido hasta ahora. Es inocente en cuanto a temas humanos y sigue teniendo esa pizca de arrogancia, pero es un elfo triste. Así que Isobel dibuja eso en sus ojos para el retrato. Mostrar una emoción humana no debería de ser un signo de peligro, pero los elfos ven eso como un signo de debilidad y, pronto, el Príncipe se lleva a Isobel a su mundo para intentar arreglar el error que podría suponerle no solo el exilio de su corte, sino también la pérdida de su hogar y de aquello que más ama. Pero la relación entre los dos supone un peligro mucho mayor y, rodeados de elfos dispuestos a sentenciarlos a muerte, lo mejor será no mostrar ningún afecto, mucho menos delante del rey Aliso, el elfo más poderoso de todos.
Un encantamiento de cuervos es el debut dentro del mercado literario de su autora, Margaret Rogerson, una fantasía autoconclusiva que estaba dispuesta a romper moldes, con una historia plagada de elfos, cortes y un mundo en peligro que, como os he dicho arriba, no ha sido todo lo que yo esperaba. Contado en todo momento en primera persona por Isobel, la protagonista de esta historia, el libro comienza de manera directa contándote pequeños detalles de la vida de ésta, su forma de relacionarse con los elfos y la interacción de estos seres fantásticos con el mundo humano, una pequeña introducción que no se para ni abulta demasiado, que da la información justa y necesaria y que deja tras de sí nuevas escenas que irán andando una detrás de la otra para formar la completa historia de este libro. Es así como pronto nos sumiremos en la relación entre Isobel y le Príncipe del Otoño, momentos que contienen su gracia y que te hacen sonreír a veces, siguiendo con el ritmo rápido y directo que va a caracterizar a esta lectura desde el primer momento hasta el final, dejándonos más adelante con ese pequeño giro que hará que Isobel, y nosotras como acompañantes, nos metamos en los primeros problemas y peligros, abriéndose un mundo nuevo y a rebosar de magia que será el escenario perfecto para seguir desarrollando la trama. Las primeras luchas aparecerán, nuevos peligros despertarán, y las primeras pinceladas de este mundo de los elfos saldrá a la luz, haciéndonos ver la oscuridad que se esconden tras sus árboles de hojas doradas, o sus prados verdes rellenos de amapolas. Sin embargo, sobre todo a mitad del libro en adelante, la historia empieza a perder fuelle. Escenas más repetitivas o monótona, con una chispa de aburrimiento, ya que no va a pasar prácticamente nada, ensombrecen toda esa adrenalina que teníamos hasta ahora, escenas que no ofrecen nada interesante y que se extienden demasiado bajo mi punto de vista, que podrían haberse resumido para aportar algo más, pero que llevan a un final, de nuevo rápido y directo, que vuelve a recoger esas escenas de peligro y combate para terminar de manera precipitada una lectura que, aunque al principio tiene muy buenos puntos y pinta realmente bien, cuando lo acabas te quedas con ese regusto de que has leído un libro que podría haber dado muchísimo más.
Cuando el libro llegó a mis manos y vi lo corto que era, enseguida una alarma sonó en mi cabeza. Tenía mucho miedo de que, al ser fantasía, en un libro que no abarca ni las cuatrocientas páginas todo se me quedara corto. Y es justamente lo que ha pasado, el gran problema de este libro. Mi conclusión es que un libro de fantasía, con todo lo que tiene que ofrecer, especialmente éste, no funciona en un libro tan corto porque le faltan páginas y más densidad por todas partes. Siendo ese el gran fallo del libro, a raíz de esto salen pequeñas ramas que se convierten en sus consecuencias. La primera de ellas, en relación con la ambientación. Si bien es cierto que algunos puntos de ellas están bien expuestos y me han gustado, todo lo demás no ha sobresalido en ningún momento. En primer lugar, me ha faltado conocer más de Extravagancia. No me he hecho a al idea de ese pueblo, ¿ciudad?, en ningún momento, no he sido capaz de crearla en mi mente y ver sus calles, sus casas y sus comercios. Me hubiera gustado ver más costumbres, conocer mejor desde cuándo los elfos y los humanos conviven, si ha sido así desde siempre, e incluso saber a qué se referían cuando hablaban del Otro Mundo. Son aspectos que no se tocan demasiado y que hacen que el mundo de los humanos no esté bien amueblado. Lo mismo ocurre con el mundo de los elfos. Se supone que está la corte Primavera, la corte Otoño, la corte Verano y la Corte Invierno, y se supone que hay leyes, costumbres, una vida diferente a los humanos y mucha magia. Me ha faltado más desarrollo de todo, sobre todo de estas dos últimas cosas. Al no estar bien explicada la ambientación ha sido un poco extraño, y no terminaba de entender como vivían, andar por cortes que no tenían ningún tipo de construcción. Además, solo somos capaces de ver dos, una más en profundidad, por lo que las otras están muy lejanas. En cuanto a la magia/costumbres, me esperaba más historia élfica, más teoría. Se nos habla de un rey poderoso, que sale ya por el final y de manera precipitada; se nos habla de la Cacería Salvaje, que no tiene mucha voz ni peso en la historia; y ,sobre todo, se nos habla de que algo está pasando en su mundo que los animales y la vegetación se están pudriendo. Es un tema que creía iba a ser la misión pricnipal de los dos personajes, pensaba que iban a tener que averiguar qué estaba pasando, se tenían que enfrentar a una magia oscura y a su portador... pero es que nada de nada, ese punto se queda en el olvido y ni se resuelve. La misión que lo sustituye, además, no ha tenido ningún sentido para mí, no ha sido divertida ni emocionante, sino más bien aburrida y no ha dado mucho juego a casi nada. Por último, hablar del romance. Aunque Margaret haya hecho el amago de hacer pasar el tiempo, en dos capítulos no queda creíble que, aunque haya meses de diferencia y de contacto, Isobel y el Príncipe del Otoño empiecen a generar sentimientos que, además, por parte de Isobel son muy contradictorios casi todo el libro. Es una relación que va a tener demasiado protagonismo para lo poco que está explorado, así que hace de esa parte una que no funciona tampoco.
No obstante, como ya he comentado, el libro sí aporta cosas buenas aunque sea la gran minoría. Esa parte de la ambientación que he dicho que está bien expuesta pues me ha gustado. Quizá esperaba más profundización y pausa en la lectura, pero son ideas que me han gustado a pesar de que no quedan aprovechadas. El mundo que la autora presenta de los elfos es diferente a lo que yo he podido ver hasta ahora en cuanto a que ha creado a unos seres sin poder sentir ninguna emoción cuya principal debilidad es justo eso. Me ha parecido un giro interesante y original, que ha hecho que haya un aura de peligro inminente siempre. Luego, lo que vemos de la Corte Otoño, y de la corte Primavera, pues no ha estado mal. Me ha gustado ver como vive esa parte de los elfos, como se divierten y como es en realidad su mundo, escondido tras un glamour para no desvelar el horror que hay detrás. Pero lo que más he de destacar es la pluma de la autora. Me ha gustado muchísimo. Me ha dado mucha pena, y me ha fastidiado, que haya llevado de esa forma la historia cuando lo tenía todo hecho. Buenas ideas, una originalidad y toque propio, lo perfecto para crear un libro alucinante e inolvidable. Pero el miedo a extenderse, a hablar, a describir mucho más, a moldear mejor cada uno de sus elementos, a añadir más y más páginas que ayuden a cohesionar mejor todo eso ha provocado que la lectura sea de esa manera. Su forma de narrar ha estado a la altura, conceptos que le daban belleza, delicadeza, pulcritud y magia al libro. Ha usado una prosa muy bonita que, cuando describía, lo hacía de una manera deliciosa. Lo único que le he visto es eso, que no ha sabido aprovechar bien su propia creación.
En cuanto a los personajes, el Príncipe del Otoño es el que más me ha convencido. Aunque me hubiera gustado poder conocerle mucho, pero mucho más, para mí es el que ha tenido más matices a descubrir. Me ha gustado esa inocencia, esa `picardía, esa arrogancia, pero también que tenga un lado humano a pesar de todo y que, por ser elfo, no debería de tener. Pero a él no le asusta sentir, es más, lo desea, lo anhela. Hay momentos con Isobel que sí me han gustado porque la interacción ha sido más realista, he conseguido sentir más en esos pequeños momentos que en toda la relación que se nos quiere vender. Son pocos, pero su forma de preguntar, de hablar con ella, me ha hecho gracia, me ha hecho sonreír, me ha hecho disfrutar y estar en un ambiente agradable. Por su parte, Isobel también ha mostrado una parte buena pero no ha sido tanto como el Príncipe del Otoño. Se ve que es una chica que pelea, que se puede defender sin la ayuda de nadie, que no se rinde, que tiene las ideas muy claras. Es de esos personajes que dicen, vale, estoy enamorada, pero no voy a perder por amor mi vida ni voy a renunciar a ella. Si tengo que decirle adiós al Príncipe del Otoño, se lo digo aunque me arrepienta para siempre. Pero mi vida es mi vida, yo la controlo y nadie me tiene por qué llevar hacia otro lado que no quiero. Es un punto que me ha gustado mucho, que se ha notado gracias al agarre y la fortaleza de Isobel en todo momento y, no sé, es un personaje que no está dispuesta a traicionarse a sí misma y a sus principios solo por estar junto a la persona que quiere, y junto a un mundo de magia. En cuanto a los demás personajes, no han sobresalido demasiado. Una par de escenas, algunas líneas de conversación, y se acabó. El Rey Aliso no ha dado pie a nada, y ha sido una completa decepción.
En resumen, Un encantamiento de Cuervos tenía todos los elementos necesarios para convertirse en una de las mejores lecturas de este año pero que, a causa de su brevedad, hace que todos los pilares se tambaleen y no funcionen. Falta de profundidad, más emoción, más sentimientos y falta de ambientación, hace que poco a poco la historia vaya decayendo y te deje con una sensación amarga sabiendo todo lo que podría haber sido y no fue.
¡Muchas gracias a Nocturna por el envío del ejemplar!
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