¡Hola ciudadanos! ¿Cómo lleváis este lunes? ¿Alguna cosa interesante que poder contar? Se suponía que os iba a dejar esta reseña la semana pasada, que iba a hacer tres, pero, entre una cosa y otra, no me entraron demasiadas ganas y no me puse a escribir nada de nada. Pero hoy me he decidido, así que vengo a hablaros de El Imperio del Sueño, una de mis últimas lecturas, el nuevo libro de Laura Tárraga y mi primer contacto con la autora. Ha sido un libro que he leído en nada pero que, sin embargo, se me ha quedado bastante flojo. ¡Os comento más a continuación!
Autor: Laura Tárraga
Editorial: Nocturna
Páginas: 311
Precio: 15€
ISBN: 9788416858422
SINOPSIS: Hace miles de años que la humanidad ha perdido la capacidad de soñar. En su lugar, ha averiguado cómo extraer los sueños de los pocos que aún consiguen hacerlo para venderlos al mejor postor o prefabricar cápsulas a un precio más asequible. Y en el principado de Zephanis se concentra una de las mayores redes de tráfico de sueños del mundo. Shoana es una ladrona con un pasado sombrío y un presente miserable en la zona baja de la ciudad; Leiza, una célebre soñadora con un porvenir brillante y una vida llena de comodidades. Los caminos de ambas se entrelazarán cuando, una mañana, Leiza descubra que su peor pesadilla se ha hecho realidad: ha dejado de soñar a tan sólo unos días del acontecimiento más importante del año: la competición de El Imperio del Sueño.
En Zephanis, los sueños de la gente es lo que hace ricos a unos, y se convierte en un método para sobrevivir un día más para otros. En una sociedad dirigida por la riqueza económica de las personas, Shoana vive en la zona baja, la más pobre y desfavorecida, viviendo día a día como ladrona de sueños para poder revenderlos y, así, poder tener algo que llevar a la boca de su familia. Por su parte, Leiza es una soñadora, una chica que pertenece a una de las familias que han seguido con esa herencia año tras año, una chica que gana mucho dinero y que es reclamada allá por donde va. Sin embargo, la vida de ambas se cruzarán, a pesar de sus diferencias, cuando Shoana empiece a soñar, algo impensable para ella ya que hace tiempo que en su familia se dejó de hacerlo, y cuando leiza, esa soñadora a la que todo el mundo aclama, la que tiene miles y miles de seguidores, viva en sus propias carnes el miedo de vivir en un mundo sin sueños. La misión de ambas, que Leiza pueda seguir siendo la misma sin levantar sospechas. Pero Shoana no está dispuesta a relucir sus peores miedos, su pasado, uno turbio y oscuro, doloroso y desgarrador, que pretende olvidar a toda costa aunque se reproduzca todas las noches como pesadillas. Shoana y Leiza se meterán en una aventura peligrosa, en el que cualquier paso en falso puede suponer su descubrimiento y su detención por parte de la justicia. Pero Shoana pronto tendrá que hacer frente a aquello que más teme cuando descubre que, la persona a la que lleva evitando años, está más cerca de lo que cree. Y, quizás, con ello la vida de Leiza y su situación actual pueda hacerle perder todo lo que había construido hasta ahora.
El Imperio del Sueño es el nuevo libro de Laura Tárraga, un autoconclusivo cobre la importancia de los sueños y, sobre todo, sobre la importancia de la familia, la unión, la valentía y el enfrentarse a esos miedos que nos mantienen encarcelados tantísimo tiempo. Siendo Shoana y Leiza las narradoras principales, el libro, siempre usando la tercera persona, también introducirá de manera breve a un tercer narrador cuyo nombre no os voy a decir ya que eso lo tenéis que descubrir por vuestra propia cuenta. Así pues, el libro empieza con nuestras dos protagonistas, cada una narrando un capítulo, introduciendo de manera exacta todo el mundo en el que nos vamos a meter, esa zona baja, residencia de Shoana, que nos hará ver cómo se vive allí, las diferencias sociales que existen en comparación con las otras zonas más altas que la suya, una vida precaria, difícil y con muchas piedras por un camino incierto. Siguiendo con esa manera directa de describir y narrar las cosas, también veremos cómo es la zona alta, la más exclusiva, y cómo se mueve eso de los sueños, siendo una primera parte del libro la mar de interesante, conociendo todo el mercado y el dinero que mueven los sueños, así como la vida de esta sociedad futurista que se nos presenta, con detalles muy chulos, muy precisos y originales, y una lectura que va viento en popa a través de la novedad y el presentarnos un mundo arriesgado que puede dar mucho juego en una historia que empieza con bastante fuerza. Sin embargo, y desgraciadamente, creo que es a mitad del libro donde se va desmoronando la cosa. La lectura va perdiendo en esta parte, y poco a poco, esa novedad del mundo que se nos presentaba al principio, se va desinflando, y es en esta parte cuando he notado una lectura más lenta, menos interesante y que no me dejaba con ganas de continuar. No aparece nada que te incite a seguir leyendo, que te siga enganchando, son momentos en los que la trama se estanca en un par de cosas que ensombrecen todo lo que en un principio me llamaba la atención, e incluso he notado esa monotonía con la que me costaba seguir leyendo, y mucho, ya que me empezaba a aburrir. Por suerte, los capítulos están contados de forma muy directa y no se me hacían demasiado eternos, pero sí que perdí ahí el fuelle y el ritmo de lectura que tenía al principio ya que me topé con una lectura que no me decía ni daba nada, algo que sigue hacia el final, escenas que vuelven a incidir en el mismo tema, y hasta lo hace predecible, haciendo que lo que podría haber sido un buen giro argumental se quede en algo que pasa desapercibido ya que se veía venir desde el principio, siendo El Imperio del sueño un libro que empieza con bastante fuerza y originalidad pero que se desinfla a medida que avanza.
Aún así ha habido un par de cosas que me han gustado mucho, y es lo primero que voy a comentar. Por un lado está el tema de los sueños. Me ha parecido un apunte super original, ver cómo los sueños interfieren con la vida y el día a día de esta sociedad, cómo son ellos los que mandan y cómo, por su ausencia, crean esa pobreza de la Zona Baja o, por el lado extremo, esa riqueza en la Zona Alta. Creo que tratar el tema de los sueños como moneda de cambio ha sido un punto completamente a favor de la autora, ya que nadie, que yo haya visto aún, los ha tratado de una manera en la que nos hace ver hasta qué punto perdemos los humanos más humanidad, y algo que nos identifica como eso, con tal de dejar que la tecnología avance. Además, me ha resultado curioso todo el proceso que hay tras esto, cómo se extraen los sueños, cómo se visualizan, cómo otros comercializan con ellos. Ha sido un toque muy personal y original por parte de la autora. Con estos sueños, Laura ha podido exponer también la situación tan desfavorecida y diferencial que hay entre la Zona Baja y la Zona Alta. Creo que ha hecho un buen trabajo creando las dos partes y la zona algo más olvidada, la Zona Media, con sus características, su forma de vivir, sus peligros, sus desventajas, su gente. Supongo que ha querido reflejar con ello nuestra realidad, esa hipocresía y ese egoísmo que hoy en día está muy presente entre nosotros, separando más que uniendo. Ha sido uno de los mensajes que ha querido transmitir, el de hacer ver que todos, tengamos lo que tengamos, al fin y al cabo somos iguales. Y es que no será el único tema que la autora tratará, siendo con ello el último punto positivo que le saco a esta historia. En un ámbito más personal, ha creado una subtrama con buena pinta, ensalzando la figura de la mujer independiente, fuerte, y que no se acobarda, sino que lucha con lo que tenga al alcance de la mano, aunque sea algo diminuto.
Sin embargo, todas estas cosas también tienen su lado más débil, y es lo que más me ha fallado en todo el libro. Ya he dejado claro que me ha gustado todo ese tema de los sueños pero, sin embargo, se me ha quedado muy plano lo de El Imperio del Sueño. Y es que apenas tiene protagonismo. Cuando empecé el libro creía que ese concurso televisado iba a ser un pilar fundamental en la historia, que me iba a meter en sus entresijos, que iba a conocer bien cómo funcionaba y se vivía de eso, que me iba a dejar momentos increíbles con los que poder ilusionarme con este libro y con los que iba a acabar con la boca abierta. Creo que Laura ha cometido un fallo olvidándose parcialmente de ello, dejándolo atrás para convertirse en una excusa para darle el final que tiene la historia. Me ha decepcionado esa parte ya que creía iba a ver más de ello, y no ha sido así. Otro de los fallos que ha tenido ha sido lo que ha venido con esto que acabo de comentar y lo que ha hecho que esa mitad del libro tenga una trama más plana, más lenta, más monótona y más costosa ya que no pasa absolutamente nada, y es el cómo ha tratado justamente los temas y mensajes que os he comentado arriba. Como digo, me ha gustado que la autora haya querido usar esta historia y sus palabras para lanzar mensajes, pero todo me ha parecido a una intensidad muy pero que muy baja. No he sentido emoción alguna, no hay escenas fuertes de acción o tensión, todo pasa demasiado rápido, no se enfatiza ese tipo de escenas y todo se ha resuelto con demasiada rapidez. Creo que ha faltado más descripciones por todas estas partes, más pausa, más dedicación. Si quieres mandar un mensaje como este que se haga notar, que esté bien mostrado, que se haya profundizado en él. Ha sido una pena ver cómo todo iba desembocando a momentos en los que se estanca demasiado la historia, momentos que, salvo la superficie del mensaje, se quedan muy pero que muy flojos y no dan ningún incentivo para reavivar la trama y engancharte. Además, no he llegado a conectar con ningún personaje, algo que también he visto que de trataba de manera precipitada. No me ha dado tiempo de conocer bien a las dos protagonistas, ni a Shoana ni a Leiza. Además, con respecto a la primera he encontrado varios agujeros ya que, por ejemplo, no se llega a explicar nunca por qué de repente puede soñar. Como sigo, me han faltado más explicaciones en todo, más profundidad. Creo que ha sido un libro demasiado directo que se deja muchos frentes abiertos.
El Imperio del Sueño es el nuevo libro de Laura Tárraga, un autoconclusivo cobre la importancia de los sueños y, sobre todo, sobre la importancia de la familia, la unión, la valentía y el enfrentarse a esos miedos que nos mantienen encarcelados tantísimo tiempo. Siendo Shoana y Leiza las narradoras principales, el libro, siempre usando la tercera persona, también introducirá de manera breve a un tercer narrador cuyo nombre no os voy a decir ya que eso lo tenéis que descubrir por vuestra propia cuenta. Así pues, el libro empieza con nuestras dos protagonistas, cada una narrando un capítulo, introduciendo de manera exacta todo el mundo en el que nos vamos a meter, esa zona baja, residencia de Shoana, que nos hará ver cómo se vive allí, las diferencias sociales que existen en comparación con las otras zonas más altas que la suya, una vida precaria, difícil y con muchas piedras por un camino incierto. Siguiendo con esa manera directa de describir y narrar las cosas, también veremos cómo es la zona alta, la más exclusiva, y cómo se mueve eso de los sueños, siendo una primera parte del libro la mar de interesante, conociendo todo el mercado y el dinero que mueven los sueños, así como la vida de esta sociedad futurista que se nos presenta, con detalles muy chulos, muy precisos y originales, y una lectura que va viento en popa a través de la novedad y el presentarnos un mundo arriesgado que puede dar mucho juego en una historia que empieza con bastante fuerza. Sin embargo, y desgraciadamente, creo que es a mitad del libro donde se va desmoronando la cosa. La lectura va perdiendo en esta parte, y poco a poco, esa novedad del mundo que se nos presentaba al principio, se va desinflando, y es en esta parte cuando he notado una lectura más lenta, menos interesante y que no me dejaba con ganas de continuar. No aparece nada que te incite a seguir leyendo, que te siga enganchando, son momentos en los que la trama se estanca en un par de cosas que ensombrecen todo lo que en un principio me llamaba la atención, e incluso he notado esa monotonía con la que me costaba seguir leyendo, y mucho, ya que me empezaba a aburrir. Por suerte, los capítulos están contados de forma muy directa y no se me hacían demasiado eternos, pero sí que perdí ahí el fuelle y el ritmo de lectura que tenía al principio ya que me topé con una lectura que no me decía ni daba nada, algo que sigue hacia el final, escenas que vuelven a incidir en el mismo tema, y hasta lo hace predecible, haciendo que lo que podría haber sido un buen giro argumental se quede en algo que pasa desapercibido ya que se veía venir desde el principio, siendo El Imperio del sueño un libro que empieza con bastante fuerza y originalidad pero que se desinfla a medida que avanza.
Aún así ha habido un par de cosas que me han gustado mucho, y es lo primero que voy a comentar. Por un lado está el tema de los sueños. Me ha parecido un apunte super original, ver cómo los sueños interfieren con la vida y el día a día de esta sociedad, cómo son ellos los que mandan y cómo, por su ausencia, crean esa pobreza de la Zona Baja o, por el lado extremo, esa riqueza en la Zona Alta. Creo que tratar el tema de los sueños como moneda de cambio ha sido un punto completamente a favor de la autora, ya que nadie, que yo haya visto aún, los ha tratado de una manera en la que nos hace ver hasta qué punto perdemos los humanos más humanidad, y algo que nos identifica como eso, con tal de dejar que la tecnología avance. Además, me ha resultado curioso todo el proceso que hay tras esto, cómo se extraen los sueños, cómo se visualizan, cómo otros comercializan con ellos. Ha sido un toque muy personal y original por parte de la autora. Con estos sueños, Laura ha podido exponer también la situación tan desfavorecida y diferencial que hay entre la Zona Baja y la Zona Alta. Creo que ha hecho un buen trabajo creando las dos partes y la zona algo más olvidada, la Zona Media, con sus características, su forma de vivir, sus peligros, sus desventajas, su gente. Supongo que ha querido reflejar con ello nuestra realidad, esa hipocresía y ese egoísmo que hoy en día está muy presente entre nosotros, separando más que uniendo. Ha sido uno de los mensajes que ha querido transmitir, el de hacer ver que todos, tengamos lo que tengamos, al fin y al cabo somos iguales. Y es que no será el único tema que la autora tratará, siendo con ello el último punto positivo que le saco a esta historia. En un ámbito más personal, ha creado una subtrama con buena pinta, ensalzando la figura de la mujer independiente, fuerte, y que no se acobarda, sino que lucha con lo que tenga al alcance de la mano, aunque sea algo diminuto.
Sin embargo, todas estas cosas también tienen su lado más débil, y es lo que más me ha fallado en todo el libro. Ya he dejado claro que me ha gustado todo ese tema de los sueños pero, sin embargo, se me ha quedado muy plano lo de El Imperio del Sueño. Y es que apenas tiene protagonismo. Cuando empecé el libro creía que ese concurso televisado iba a ser un pilar fundamental en la historia, que me iba a meter en sus entresijos, que iba a conocer bien cómo funcionaba y se vivía de eso, que me iba a dejar momentos increíbles con los que poder ilusionarme con este libro y con los que iba a acabar con la boca abierta. Creo que Laura ha cometido un fallo olvidándose parcialmente de ello, dejándolo atrás para convertirse en una excusa para darle el final que tiene la historia. Me ha decepcionado esa parte ya que creía iba a ver más de ello, y no ha sido así. Otro de los fallos que ha tenido ha sido lo que ha venido con esto que acabo de comentar y lo que ha hecho que esa mitad del libro tenga una trama más plana, más lenta, más monótona y más costosa ya que no pasa absolutamente nada, y es el cómo ha tratado justamente los temas y mensajes que os he comentado arriba. Como digo, me ha gustado que la autora haya querido usar esta historia y sus palabras para lanzar mensajes, pero todo me ha parecido a una intensidad muy pero que muy baja. No he sentido emoción alguna, no hay escenas fuertes de acción o tensión, todo pasa demasiado rápido, no se enfatiza ese tipo de escenas y todo se ha resuelto con demasiada rapidez. Creo que ha faltado más descripciones por todas estas partes, más pausa, más dedicación. Si quieres mandar un mensaje como este que se haga notar, que esté bien mostrado, que se haya profundizado en él. Ha sido una pena ver cómo todo iba desembocando a momentos en los que se estanca demasiado la historia, momentos que, salvo la superficie del mensaje, se quedan muy pero que muy flojos y no dan ningún incentivo para reavivar la trama y engancharte. Además, no he llegado a conectar con ningún personaje, algo que también he visto que de trataba de manera precipitada. No me ha dado tiempo de conocer bien a las dos protagonistas, ni a Shoana ni a Leiza. Además, con respecto a la primera he encontrado varios agujeros ya que, por ejemplo, no se llega a explicar nunca por qué de repente puede soñar. Como sigo, me han faltado más explicaciones en todo, más profundidad. Creo que ha sido un libro demasiado directo que se deja muchos frentes abiertos.
En resumen, El Imperio del Sueño no ha sido todo lo que yo esperaba. Bajo una premisa sumamente original, el libro peca de no tener mucha extensión para poder describir bien cada elemento, y de estancarse a partir de su mitad, una historia que empieza bastante bien y con bastante fuerza pero que, desgraciadamente, se desinfla a cada página que pasa.
¡Muchas gracias a Nocturna por el envío del ejemplar!
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