Así es la vida
“Abro la ventana del hotel. El cielo se ha puesto azul turquesa y empiezan a encenderse las luces. Me encanta Buenos Aires de noche. Cada luz es una ventana, cada ventana una vida”
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ClaraObligado (1950), nacida en Buenos Aires, y exiliada en España en el año 1976 a causa del terror de la dictadura militar argentina, plantea al principio del libro, la posibilidad de leer los cuentos de forma aleatoria, sin respetar la estructura programada, apunte que incita a pensar en Rayuela.
Efectivamente, el orden de la lectura, en este caso, no tiene por qué influir en las sensaciones finales, en las emociones de los recuerdos, de los sueños, de los fantasmas, de los secretos, de la memoria, en definitiva, de la historia personal que se cuenta. Si aceptamos la premisa de leer desordenadamente los cuentos, también podemos hacer el ejercicio de escoger una página al azar, de saborear la belleza del lenguaje, un lenguaje sencillo, y a la vez muy rico. El lector no puede compartir las palabras de Leonora: “las cosas bellas nunca sirven para nada”
Efectivamente, el orden de la lectura, en este caso, no tiene por qué influir en las sensaciones finales, en las emociones de los recuerdos, de los sueños, de los fantasmas, de los secretos, de la memoria, en definitiva, de la historia personal que se cuenta. Si aceptamos la premisa de leer desordenadamente los cuentos, también podemos hacer el ejercicio de escoger una página al azar, de saborear la belleza del lenguaje, un lenguaje sencillo, y a la vez muy rico. El lector no puede compartir las palabras de Leonora: “las cosas bellas nunca sirven para nada”
Los cuentos son como los ingredientes de una ensalada, una ensalada que fusiona sabores y aromas, texturas y matices, y que, como afirma la autora en la pequeña introducción, tiene mucho de mestizaje, mezcla relatos de diferentes estilos, mezcla el idioma, hay castellano español, castellano argentino, castellano mexicano, la voz depende del lugar donde se desarrolla el cuento. A esta riqueza lingüística y de géneros narrativos, hay que añadir también, la precisión de los retratos psicológicos de los personajes y
las descripciones de los ambientes y de las pequeñas cosas, que parecen viajar en el tiempo y en el espacio, a imagen de esa alfombra persa que después de haber sido tejida por una mujer descalza cien años atrás, transportada por el desierto en camello, después en bueyes, en tren y en barco hasta recalar en Londres, donde un mujer riquísima pagará por ella una fortuna, una alfombra que una vez atravesado el océano, reposará en el suelo de la biblioteca de los Lejárrega, acogiendo el cuerpo sin vida de Héctor.
las descripciones de los ambientes y de las pequeñas cosas, que parecen viajar en el tiempo y en el espacio, a imagen de esa alfombra persa que después de haber sido tejida por una mujer descalza cien años atrás, transportada por el desierto en camello, después en bueyes, en tren y en barco hasta recalar en Londres, donde un mujer riquísima pagará por ella una fortuna, una alfombra que una vez atravesado el océano, reposará en el suelo de la biblioteca de los Lejárrega, acogiendo el cuerpo sin vida de Héctor.
La escritora Clara Obligado |
La muerte juega a los dados, es la historia de una familia, los Lejárrega. En el primer cuento, asistimos a la muerte por arma de fuego de Héctor Lejárrega, el hombre poderoso de esta familia burguesa. En los diecisiete capítulos restantes, Clara Obligado irá descubriendo los entresijos íntimos, sobre todo los de sus mujeres, mujeres que desde la trivialidad con que son vistas por los hombres, son las manos que mueven los hilos de sus vidas. Aunque son varias las mujeres del libro, se puede destacar una por generación, la bella y avariciosa Leonora, la débil y ausente Alma, y la rebelde y enigmática Sonia; cada una ocupará un puesto en el microcosmos y status que forman los Lejárrega, y cada una vivirá su vida acorde con los tiempos que la ha tocado vivir.
A pesar de que hay un asesinato o un suicidio, no se trata de un libro policiaco, solamente el joven detective O'Brien, mostrará interés durante años por el caso; por el contrario, los familiares del fallecido, continuarán viviendo sin interrogaciones. Y ya que ha salido el tema del detective, y pensando en los muchos personajes secundarios y tan interesantes que atesora este libro, cómo no recordar a Amalia, la mujer del detective, una mujer de provincias, inteligente y práctica, que hastiada de la obstinación de su marido, decide abandonarle, no sin dejarle una sustituta, toda una heladera, para que el hombre pueda subsistir y sentirse acompañado. Amalia, mientras zurcía una camisa:
“¿Y si el muerto no fuera el final, sino el principio de todos los problemas? He estado leyendo esas novelitas tuyas y ya entiendo cómo están hechas: primero se busca un muerto y se le pone en las primeras páginas, después, un culpable, que aparece en las últimas y, con estos dos datos bien plantados, se enreda una madeja durante doscientas páginas. Es un buen truco, pero en la vida no sucede así. La vida es puro azar, querido mío, y la muerte juega a los dados”
Las mujeres de los Lejárrega, han sufrido durante años la incomprensión, incluso la humillación de sus hombres y la de una sociedad claramente machista. Han sido objeto de diversión y de exhibición como si de un patrimonio más se tratase. Han sido mujeres muy bellas, también sumisas, es el peaje que han pagado por vivir en la burbuja de una sociedad posesiva.
“Ahora estaba lejos de la infancia, era una mujer casada con un Cadillac negro, con un marido y tres hijas”
Los relatos están preñados de múltiples detalles, por ejemplo: Buenos Aires, una ciudad cosmopolita donde conviven personas llegadas de otras latitudes, franceses, rusos, irlandeses, lapones, paraguayos, polacos, españoles… Resulta curioso, ¡cómo cambian los tiempos!, en los años veinte y treinta, Europa era el sueño y la meta para los ricos americanos, que hacían la travesía Sur Norte en grandes trasatlánticos como el Cap Arcona, mientras los pobres europeos emigraban huyendo de la violencia y el hambre, en busca de un mundo mejor, un mundo que estaba al otro lado del océano.
El Cap Arcona, considerado la "reina del Atlántico sur" |
El Cap Arcona es otro protagonista del libro. En su viaje inaugural a Europa, viajaron en él, Héctor y Leonora Lejárrega, acompañados de Mme. Tanis, otro personaje, intuyo, importante en la vida de estas familias burguesas. Para Héctor se trataba de un viaje de afirmación, de placer y de negocios; sin embargo, para Leonora, resultó todo un acontecimiento, un viaje iniciático a otras realidades y mentalidades, que la hizo abrir los ojos, descubrir nuevos sentimientos, sentimientos y recuerdos que la acompañaron hasta la vejez. Efectivamente, el Cap Arcona es otro protagonista, en este caso unido a una horquilla dorada, y a un dramático final en 1945.
“El barco que vio Clostermann desde el aire estaba fondeado en el puerto de Lübeck, casi convertido en chatarra. Seguía abarrotado de pasajeros, pero estos ya no querían viajar, nadie desea emprender el trayecto que conduce a la muerte”
La mayoría de los cuentos son narrados en tercera persona, hay cinco excepciones, El miedo, Cosas que me preguntaba mientras escribía estos cuentos, El verdadero amor nunca se olvida, Interferencias y Verano. Cuentos todos ellos con voces femeninas, incluida la memoria de la propia autora, una autora-personaje, protagonista de la historia que relata.
Cuentos surrealistas, detectivescos, mágicos, duros, plagados de citas interesantes, posiblemente todos con vida propia, pero que encadenados, también forman una unidad, toda una experiencia para el lector, imagino que también para la autora. Cuentos que tratan temas como las infidelidades, los miedos infantiles, las dudas, las fantasías, la emigración, el odio, el arte, el lujo y la miseria, la guerra, la violencia de género, el viaje de una alfombra, las obstinaciones, los sueños, el egoísmo, los reencuentros, la magia, la tortura y la dictadura, el espiritismo o el sexo. Cuentos inolvidables como La huida, La Sangre o Europa, un relato muy potente, que además de plantear las miserias que causan y padecen los humanos, contiene una serie de lazos que recuerdan a otra novela: París, arte, surrealismo, galerías, pasión y dolor, amor y felicidad, odio familiar, hasta el nombre de Leonora recuerda a la novela de Elena Poniatowska. Este texto de Clara Obligado trasmite fuerza, en contrapartida con la ironía que emanan otras páginas.
“Entre el placer y el ansia por defenderse, Leonora abrió los brazos luchando, en su ceguera de insecto, por conservar la vida. Era un contradanza siniestra entre el dolor y el vuelo relampagueante del miedo, cuando él entró en ella con violencia, fascinada, se dejó ir. De pronto en la base de la columna, sintió el pinchazo”
Una vez concluida la lectura de La muerte juega a los dados, apetece regresar a sus páginas, disfrutar de nuevos matices, descubrir incógnitas que posiblemente han pasado inadvertidas, pero sobre todo, queda la impresión de que se ha leído algo más que un libro de cuentos, se ha leído algo así como una historia novelada por capítulos, una obra literaria de cierta complejidad y, sin embargo, amena, muy amena, un libro que engancha desde el primer cuento. Para simpatizar con las tres generaciones de los Lejárrega, no hace falta leer una novela de 500 páginas, como ocurre con los Trueba, basta que una varita mágica en manos expertas, sea capaz de transferir sus “secretos personales” a unos textos de poco más de 200 hojas.Así fue la vida de los Lejárrega, qué confortable y qué enredada a la vez, y qué difícil les resultó alcanzar la felicidad, no digamos el amor. Sin embargo, hay un hilo de esperanza, solo hay que mantener los ojos abiertos al mundo. “Así es la vida”
Reseña: +José A. Perales
Reseña: +José A. Perales
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