Como parte del especial de Día de Muertos, hoy les traigo una calaverita literaria, que es una tradición mexicana que tiene muchos, muchos años de antigüedad, donde las personas escriben pequeños poemas, generalmente con un tono burlón y satírico, donde el tema principal es la Muerte (como personaje) que viene a llevarse a alguien y cómo podemos burlarla.
Dentro de estas festividades, yo le voy a dedicar mi calavera a una muy querida amiga, que espero la disfrute mucho. Con mucho cariño para Gwen, de Palomitas para leer un libro.
Estaba la calaca flaca muy contentita
porque ese primer lunes de mes tendría una nueva víctima.
Ya había comprado flores y hasta pan había preparado,
para recibir con mucho gusto a su nuevo invitado.
Cuando terminó con los preparativos y acabó de barrer,
decidió arreglarse para ir a buscar a Gwen.
Llegó y le dijo: "Pequeña, soy la Muerte y te vengo a llevar",
pero Gwen se dio la media vuelta y le dijo: "No vengas a fastidiar".
La flaca se quedó helada, "¿Es que no sabes con quién estás hablando?",
pero Gwen se giró y se limitó a verla de lado.
"Sé muy bien quién eres y lo que quieres lograr,
pero temo que a mí no me podrás llevar.
Tengo familia y un hogar que atender,
además de que aún no termino de lavar y tender.
He leído muchos libros sobre muertes y asesinatos,
así que si te me acercas, te suelto un palazo".
La Muerte estaba blanca, no se lo podía creer.
Esa muchacha no quería irse, ¿y ahora que podría hacer?
"Bueno, vale, no te llevo, pero hagamos un trato las dos.
Yo te dejo con vida si tú me cocinas un buen arroz".
Y así fue como la flaca se sentó a la mesa de Gwen,
y se pusieron a platicar de libros y de un tal Dexter.
Cuando ya se hacía noche, la Muerte se tuvo que ir,
pero quedó de regresar en un año, ¡qué bien se comía ahí!
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