sábado, 7 de noviembre de 2020

Reseña 'El beso de la realeza' de Lindsey Duga

¡Hola ciudadanos/as! ¿Cómo estáis? ¿Cómo habéis empezado este fin de semana? Espero que todo vaya bien por donde estéis ❤ Yo sigo a tope con el tema lecturas y reseñas y, por eso, en el día de hoy vengo con una nueva opinión para dejaros por el blog. En esta ocasión vengo a hablaros de El beso de la realeza, un romance de fantasía autoconclusivo que tendría que haberse publicado sobre marzo pero que, por razones obvias, no ha podido aterrizar a nuestras estanterías hasta hace un par de semanas. Ha sido una de las últimas lecturas que he estado teniendo y, si queréis saber qué me ha parecido, os invito a que sigáis leyendo. 

Título: El beso de la realeza
Título original: Kiss of the royal
Trilogía/Saga: No
Autor/a: Lindsey Duga
Traductor/a: Estíbaliz Montero Iniesta
Editorial: Plataforma Neo
Páginas: 504
Precio: 17,90€
ISBN: 9788417886912

SINOPSIS: 
La princesa Ivy tiene un único objetivo: poner fin a la guerra contra las Fuerzas de la Oscuridad. La magia de Ivy es más poderosa que la de cualquier otro Real, pero necesita un compañero que pueda ayudarla a aprovecharla durante la batalla. La destreza sin parangón del príncipe Zach con la espada debería convertirlos en un equipo imparable, si se pusieran de acuerdo en… bueno, en cualquier cosa. Pero la magia de Ivy solo puede ser totalmente liberada con la ayuda de Zach, y él no está cooperando precisamente. Zach cree que la magia de Ivy es peligrosa. Ivy cree que jamás ganarán la guerra sin ella. Dos guerreros, un objetivo y el destino del mundo en juego. Pero cuanto más discuten, más se enamoran el uno del otro. Y solo uno de ellos puede estar en lo cierto… 
En la guerra contra las Fuerzas de la Oscuridad, los Reales están perdiendo. La princesa Ivy está decidida a poner fin a este conflicto de siglos de una vez por todas, pero la magia oscura de sus enemigos parece haberse vuelto más fuerte y perspicaz, y el fracaso que ha ido arrastrando hasta ahora ha provocado que sus anteriores compañeros hayan caído en profundas maldiciones de las que nunca se recuperarán. Es por eso que su nuevo compañero de batalla debe tener éxito donde los demás fallaron. El príncipe Zach no es un príncipe cualquiera. Los comentarios imposibles que arrastra sobre haberse enfrentado a grandes criaturas de la oscuridad y salir con vida sin apenas un rasguño, lo confieren como un espadachín habilidoso al que nadie puede vencer. La habilidad incomparable del príncipe Zach con una espada, mejorada por el beso mágico de Ivy, debería convertirlos en una pareja imparable, pero Zach no está tan dispuesto a probar eso como Ivy piensa. El príncipe ha pasado toda su vida demostrando que merece ser el que ostenta el trono de su reino a pesar de su humilde procedencia y preparándose para la batalla, pero preferiría ser tildado de hereje antes que usar sus labios como nada más que una forma de transferir magia. Para él, un beso es un símbolo de amor, y el amor es el arma más poderosa que tienen, pero la princesa Ivy no está dispuesta a renunciar a sus creencias para pensar en el amor, y en los besos, de esa forma. Con el destino de su mundo en juego, el campo de batalla se ha convertido en un campo de pruebas y solo uno de ellos puede tener razón. Enamorarse el uno del otro no era parte del plan, pero trata de convencer a sus corazones de eso.

Mirad, yo cuando intento hacer la reseña de un libro que me ha gustado mucho mucho me encuentro en una tesitura de la que no sé ni cómo salir. Sé que lo he dicho muchas veces, y también lo he estado demostrando en reseñas anteriores, pero es que es verdad. No sé qué me pasa con este tipo de lecturas que me son muy difíciles de tratar. Exponer todos los sentimientos y emociones por las que me ha hecho pasar un libro siempre me ha costado, así que me encuentro, una vez más, intentado escribir una opinión decente para uno de los libros que más he disfrutado y más me han sorprendido en los últimos meses. Si hacéis un recorrido a través de todas las reseñas que he subido hasta ahora, podréis observar sin ningún tipo de problema que el romance no es mi género predilecto. Prefiero leer y reseñar otro tipo de historias, que tiren más hacia la fantasía, donde haya acción y muchas aventuras. Cuando me encuentro con un libro de romance puro me suelo aburrir. Lo sé, lo siento, pero no lo puedo evitar. Sin embargo, hay veces que la magia funciona y me topo con un libro de romance que, además, viene acompañado de la mano de otro género. El beso de la realeza es ese libro que, a pesar de que el romance es su gran pilar fundamental, tiene por detrás un desarrollo de un mundo completamente diferente e inventado que tenía que probar. Lo que no sabía era que El beso de la realeza iba a convertirse en una obsesión tan grande que aún estoy sufriendo por dentro al saber que es una historia autoconclusiva y que no habrá más, ni de este mundo ni de sus personajes, en un futuro.


Usando una narración en primera persona a través de nuestra protagonista, Ivy, El beso de la realeza ha sido una lectura que, desde la primera página, me ha tenido completamente enganchada, asombrada y muy ilusionada. Estando dividido en partes claramente diferenciadas, el libro, además, comienza con unos momentos bastantes buenos que te presentan, de la manera más directa y dinámica posible, el reino en el que nos vamos a sumergir. Desde el inicio se nos cuenta que estamos en un reino que está en guerra desde hace años y años con unas fuerzas oscuras que llegan de lugares inesperados. Trolls, brujas, goblins y más criaturas fantásticas, todos ellos son los guerreros de una enemiga difícil de vencer y que no para de causar estragos a lo largo de todo el territorio que Ivy, como princesa y descendiente directa de la primera reina conocida, debe proteger. ¿Sus armas? Los besos. Sí, sí, como leéis, en este libro tenemos una magia de lo más peculiar y original que funciona a través de besos. Besos para curar, para romper maldiciones, para dar fuerza, para dar felicidad... Aquellos y aquellas que tengan ese poder se unen a otros como pareja de guerra para así infundirles, con esos diferentes besos, lo que necesitan en cualquier momento para salir victoriosos. Con todos estos ingredientes, es normal que El beso de la realeza sea de esas lecturas que nos dan rápidamente escenas plagadas de buenas dosis de acción, batallas y mucha información sobre la ambientación, la sociedad en la que estamos, creando unas primeras páginas adictivas y que te absorben completamente y sin dificultades dentro de una trama que, pronto también, empezará a tener movimientos de un lado para otro para ir dejando los primeros problemas, las primeras estrategias y los primeros contactos de unos personajes que, más adelante, te tendrán totalmente enamorada, Para mí, El beso de la realeza es un libro que tiene un argumento muy bien pensado, dosificado e hilado, haciendo de esta primera parte una bastante completa. Es normal que en estas primeras páginas se nos venga un montón de descripciones y leyendas pasadas del propio reino que nos hacen conocer mejor desde qué situación partimos, cómo es el sistema por el que se mueven, quién manda realmente en el reino y cuál es la jerarquía política que se obedece. No obstante, y aunque haya bastante información por todos lados con la que conoceremos mejor el espacio que tenemos delante, en ningún momento la autora abusa de grandes descripciones o de pausas densas, sino que hace que todo fluya de una manera muy cómoda y buena mientras va mezclando diferentes momentos que tendrán, como protagonista, otras cosas muy diferentes. Además, hay buenos giros inesperados en ciertos puntos de la trama, haciendo que la lectura cambie completamente de sensaciones y de registro para ponerse más seria y más urgente, una manera de preparar, a través de nuevas escenas peliagudas donde la lucha será primordial para la supervivencia, la gran misión que tendremos que cumplir para poder liberar, de una vez por todas, al reino de esa oscuridad que parece no hacer más que ganar terreno a cada día que pasa. 


A partir de aquí, y teniendo ya una base sólida que se ha ido creando en esa primera parte del libro a través de los detalles y la información que la autora nos ha dado, ella misma nos guía ahora hacia un camino, y una segunda parte, que, quizás, traiga una línea argumental algo más pausada, lenta e incluso monótona pero que, aún así, la he sentido igual de emocionante. O incluso más. Y es que, a pesar de que tienen momentos de la lectura que se asemejan bastante entre ellos, ya que se repiten algunas acciones o escenas, Lindsey Duga se encarga de ir dejando cosas que no sabes por qué están sucediendo ni de dónde salen, haciendo que la lectura adquiera también un tono misterioso que te seguirá atrapando a medida que el universo que ha creado se empieza a abrir y a expandir, mostrándote cosas nuevas sobre diferentes culturas, modos de vida o pensamientos, que son los que incidirán en el desarrollo de los protagonistas y, especialmente, en las relaciones que se irán creando entre ellos. Y, madre mía, no sabéis lo que he disfrutado yo de todo eso. Os pongo en situación.

Como ya he dicho, nuestra protagonista principal es Ivy. Como protagonista, me ha gustado bastante porque es una chica luchadora y muy fuerte que sabe qué tiene que hacer en todo momento, con unas ideas bastante claras y que se lanza, sin dudarlo, al combate con tal de proteger y salvar a sus seres queridos. Pero también es una chica llena de dudas, miedos e inseguridades que intenta ser un orgullo para una madre que nunca la ha tratado demasiado bien. Además, carga con una culpabilidad enorme al ver como las fuerzas oscuras no hace más que separarla de aquellos que se han unido a ella, mediante un ritual, para ser su compañera de lucha, dejándola sola y desesperada. Por otro lado tenemos a Zach, un príncipe lejano que llega al reino de Ivy para intentar ser la salvación que todo el mundo necesita. Pero Zach es completamente diferente a Ivy. Es cabezota, tiene otros principios y no parece que esté muy dispuesto a ser su compañero para derrotar a su gran enemiga. Sin embargo, estas diferencias no han hecho que, en cuanto ambos chocan, se produzcan unos tira y afloja que me han tenido suspirando y deseando más de ambos en todo momento. De verdad, vaya dos, lo que me han hecho sufrir y, a su vez, lo que me han enamorado. Sus interacciones, sus pullas, sus bromas internas. La manera en la que se respetan y se cuidan de manera inconsciente y los detalles que van soltando. SOBRE TODO LOS DETALLES. Esas sonrisas cómplices, picaronas; esas miradas apremiantes y de deseo; y el handtouching. Por favor, ¿podemos poner el handtouching como algo FUNDAMENTAL para todos los libros que desarrollan un romance? Además de que Zach es un personaje que se convierte en crush directo y me he pegado todo el rato suplicado para que den el paso definitivo y se muestren los sentimientos de ambos como debe ser. Así que ahí andaba yo, a medias entre una trama que seguía avanzando en la misión principal a la vez que, por otro camino, estos dos no hacían más que evitar lo inevitable durante demasiado tiempo, un romance delicioso y bonito que se ha tomado las cosas a su debido tiempo para cocer, a fuego lento, ese afecto que irá creciendo en cada uno de ellos a medida que se avanza en el libro.


Así que, al llegar a la última parte de El beso de la realeza, yo estaba muy contenta. Contenta porque, al fin, todo lo que se ha ido viendo hasta ahora se completaba y se unía de cara a un enfrentamiento final que desvelaba todas las incógnitas que aún quedaban y que, sin dudarlo, ha seguido con la estela de una emoción que no ha terminado hasta el punto y final. Quizás han sido unas escenas que se han producido con demasiada rapidez, hasta he sentido que la estocada definitiva se ha dado con mucha facilidad, como que el enemigo no ha puesto las cosas realmente difíciles e incluso se ha hecho algo predecible desde capítulos anteriores, pero ha sido un final que me ha dado lo que estaba esperando con muchas ganas y me quedo con la sensación de haber estado ante una lectura que me ha conquistado completamente.


Como veis, El beso de la realeza es un libro que lo tiene todo pero, si tuviera que seguir destacando parte de su esencia, diría que la ambientación ha jugando un papel fundamental. Ya os he hablado algo de ella y ya habéis leído que me ha encantado, pero quiero profundizar mejor. Por un lado, el tema de la magia a través de los besos me ha parecido un soplo de aire fresco y algo que jamás había visto o algo en lo que jamás hubiera pensado. Nunca se me hubiera ocurrido utilizar los besos como algo más que no sea el tener un tinte romántico. A lo largo del libro se van descubriendo elementos de este ritual que me han gustado bastante, la importancia de las creencias y del pasado del reino en las vidas de los personajes, lo que realmente significa tener ese poder y cómo usarlo, viendo incluso cómo educan a las futuras princesas y a los futuros príncipes para entrar, algún día, a formar parte de esos guerreros que siguen defendiendo las ciudades y las aldeas. Por otro lado, me ha encantado también tener una visión completamente diferente a los pensamientos de este reino, dándole al libro una riqueza cultural que ha hecho que todo se sienta mucho más y cobre vida. Para que lo tengáis claro, existen dos corrientes de pensamientos; una que dice que el amor y el romance es el verdadero poder, y otro que rechaza completamente esta idea y la tacha de herejía. A pesar de que está trillado el tema de "el amor es lo único que puede ganar cualquier batalla, el amor lo vence todo", la forma en la que la autora ha tratado este tema no ha sido como siempre, y es algo que he apreciado y agradecido aunque no esté de acuerdo con ese pensamiento.


Así que, y en conclusión, El beso de la realeza ha sido ese libro que no sabía que necesitaba y que ha supuesto una auténtica sorpresa. Con una ambientación original, fresca y muy interesante con toques de cuento de hadas, y con unos personajes muy bien formados, complejos y capaces de enamorarte, Lindsey Duga ha creado una lectura adictiva, encantadora y apasionante plagada de acción, una aventura inolvidable que gustará tanto a amantes de la fantasía como del romance.

¡Mil gracias a Plataforma Neo por el ejemplar!







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