domingo, 9 de agosto de 2015

Relato de Seguidores: Adivina adivinanza - Parte II

   

Megan se miró al espejo y sonrió. Oh si, sin duda la vería. Resaltaba mucho a la vista. Miro el reloj. Era casi la hora. Después de informar en la oficina y rellenar los papeleos, había ido a casa a prepararse. Había quedado con Joshua en la entrada del Firiseon, aunque iban a ir por separado, habían decidido entrar a la vez. Con tristeza dejo un mensaje a Pablo, al cual no había visto en todo el día. Habían hablado y sabía que estaba muy ocupado en el trabajo, pero le daba un poco de rabia saber que no podría verlo hasta la mañana siguiente.

 Cuando Megan llego finalmente al Firiseon, supo con solo una mirada a los porteros y a Joshua, que estaba bajando de su Cadillac (wow, que calladito se lo tenía... ¿sería de alquiler?), supo que ella sería la estrella de la noche. El Firiseon era un lugar para niñas pijas y mimadas, pero ella sería la reina. Llevaba un vestido dorado de grandes cristales falsos que reflejaban la luz, de su cuello caigan varios collares largos que resaltaban el escote profundo de su vestido, y en su mano derecha había un enorme anillo a juego con el vestido. Remato la jugada con unos zapatos de 10 centímetros, atados a los tobillos con un nudo elegante, de última temporada; un bolso de mano de Gucci, y el pelo, que lo llevaba suelto, con un estricto alisado japonés.

No tuvo más que sonreírles a los Porteros para que la dejaran entrar, junto a Joshua, que tuvo que pagar 50 dólares. Chasqueo la lengua. Eso pasaba por hacerle más caso al coche que traía que a la camisa que llevaba. Nada más cruzar las puertas les llegaron las notas de Royals, una canción de Lorde.

-¡Amo esta canción! - Gritó extasiada Megan, barriendo con una mirada el sitio. Un montón de mesas abarrotadas por chicos con jerseys de Lacoste, camisas de Vuitton, relojes de Amitie... lujos por donde miraras. La barra tenía más clases de licores juntos de los que había visto en su vida, y por fin, a la derecha, la pista de baile, donde un montón de chicas, casi todas con minifaldas o shorts se insinuaban a los chicos que estaban a un costado, viendo la mercancía. Otros chicos bailaban muy pegados a algunas de las chicas, en una gran piña. Había varias pelirrojas, pero una, vestida con glamour y buenas curvas llamo su atención. Hora de unirse a la fiesta. Sonrió. - Adoro cuando tengo razón. 

Pero cada canción es como dientes de oro, Grey Goose, un viaje en el baño.
Manchas de sangre, vestidos de fiesta, destrozar una habitación del hotel.
No nos importa. 

Cuando ingreso en la pista de baile, esta se abrió como el mar Egeo para dejarla llegar al centro de todo, donde estaba la mayor fiesta. La colmena de la abeja reina. Una chica de pelo oxigenado, con los ojos totalmente vidriosos que estaba con uno de los chicos se dio la vuelta y comenzó a bailar con ella en cuanto su "chico" se lo dijo. Megan se dejó mientras veía por el rabillo del ojo que la pelirroja no le quitaba el ojo de encima, su mirada hablaba por toda ella. Le parecía apetitosa. Megan decidió darle el capricho.

Ese tipo de lujos simplemente no es para nosotros.
Anhelamos un tipo diferente de emociones.
Déjame ser tu soberana.
Puedes llamarme Abeja reina.
Y nene yo mandaré (mandaré, mandaré, mandaré).

Empezó a mecer las caderas, moviendo también las de su compañera, sensualmente, recorriendo su cuerpo con las manos, excitándola, excitándose. Cerró los ojos dejándose llevar y la beso profundamente, podía notar el frenesí de la sangre corriendo por el cuerpo de la chica, su corazón acelerado, y sintió pena. Se prometió que cuando acabara allí hablaría con ella para ofrecerle otras alternativas que no fueran las drogas. Pero ahora tenía trabajo. Siguió depositando besos por los labios de la chica, mientras ella se dejaba hacer hasta que sintió una mano pequeña y caliente que se deslizaba por su espalda. Buscado su atención... y su trasero. Por fin, pensó Megan, y sonriendo se giró para atender a la pelirroja, que sonriente pego su cuerpo voluptuoso al suyo, poniendo una rodilla entre sus piernas, levantando lentamente el vestido hasta tener acceso libre a ella. Cuando una mano traviesa se deslizo sobre su sexo, poniéndola a prueba, Megan solo sonrió más y devolvió el favor. Cuando volvió a fijar los ojos en los suyos supo que había pasado la prueba. 

Déjame vivir esa fantasía.

La pelirroja pasó sensualmente la mano por su boca, y Megan como una niña buena abrió la boca y atrapando la pastilla con los dientes se la metió en la boca. En vez de tragarla la guardo debajo de la lengua, suplicando ser lo suficientemente rápida para ir al baño y escupirla antes de que empezara a hacer efecto. Mientras fingiría que funcionaba, para mantener engañada a la asesina. Por suerte la canción ya estaba llegando a su fin.

-Encantada de conocerte... Mi nombre es Laura, ¿y el tuyo?- Ronroneo la mujer en su oído.

-Megan, encanto, Megan. Pero mejor vamos a un sitio más privado, donde puedas explicarme mejor cosas tuyas. - Sin más y sin darle tiempo a negarse comenzó a llevarla hacia la salida trasera. Joshua ya le llevaba la delantera y nada más salir, mientras Megan escupía la pastilla, completó el arresto.

Megan veía como Joshua le ponía las esposas y ella protestaba y abría la boca para gritar, pero no le llegaba ningún sonido. Su atención estaba fija en un par de calles más arriba, donde un hombre que le era muy familiar caminaba a paso rápido, para desaparecer segundos después.

-¿Pablo? - Preguntó con un hilo de voz. Estaba mareada, seguro que eran efectos de la droga. ¿Qué iba a hacer su novio a estas horas en un callejón de mala muerte? Normalmente a estas horas ya estaba acostado, ya que madrugaba. No, no podía ser. Seguro que era alguien parecido a él, con su misma chaqueta, y el corte de pelo... No podía ser él. 

Joshua la saco de su ensoñación tirándole del brazo, casi sin saber cómo, habían llegado a comisaria, todo era un borrón para ella, excepto que tenían a la asesina entre rejas y ya no habría mas asesinatos.

-¿Estas bien? Estas un poco pálida Michigan. - Megan sonrió, a pesar de que no quería hacerlo, y decidió pasarlo por alto por una vez, después de todo ¿que se podía esperar de un cavernícola? 

-Sí, sí, estoy bien Cavernícola no te preocupes, supongo que trague un poco de droga. - Hizo una mueca. - Más de un poco tal vez. 

-Sí, más de un poco seguro, lo que hiciste allí dentro fue muy arriesgado.- Dijo con gesto serio Miss Detroit, sentándose a su lado.- Pero también valiente. Gracias por haberme ayudado a arrestarla. 

Megan iba a decir algo, cuando de repente un agente entro corriendo en la sala, con aspecto horrorizado. 

-¡Tenemos problemas!- Joshua y Megan se levantaron de inmediato para saber que pasaba, pero el oficial no les dio ni tiempo de preguntar. - ¡La asesina tiene un cómplice! ¡Son una pareja de asesinos! Una de las cámaras nuevas del Firiseon los grabo llegar juntos, lo peor es que antes de que vosotros arrestarais a Laura él ya se había ido con otra chica. Estamos pasando su foto por el identificador, pero tenéis que estar listos para salir en cuanto tengamos su dirección. ¡Corred!

El oficial salió disparado de la sala dejándolos a los dos muy desconcertados. - Dios santo, son dos, ¡por eso nunca los pillaste! Seguramente cuando os acercabais uno vigilaba y daba el soplo. - Megan hablaba rápidamente mientras se ponía los zapatos y doblaba la manta que le habían dejado.

-Eso no es lo que me preocupa ahora... sino la pobre chica que tiene en su poder...  

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Vengo solo para demostrar que estas equivocada.

Ellie sollozaba, haciendo que enormes lágrimas cayeran por sus mejillas hasta su cuello, mientras observaba aterrada como el hombre con el que había ligado sacaba un montón de cuchillos de su abrigo con extrema calma, disfrutando al pasarlos por su suave mejilla después de atarla a la cabecera de la cama.

En cada ocasión voy a estar listo para un funeral.

Al llegar la había besado apasionadamente, haciéndola ir hasta la cama, pero una vez que consiguió atarla, aunque ella no quiso, había cambiado radicalmente. Le cambio el gesto a uno completamente desquiciado y macabramente iba contándole que iba a hacerle en cuanto llegara su mujer, posiblemente con mas compañía con la que jugar. Le conto como él había necesitado más. Mas acción, más sensación, más poder, y ella había aceptado con tal de hacerlo feliz. Ambos habían elegido una canción para sus asesinatos, algo que les identificase, algo que al oír les recordase esos momentos gloriosos, y que luego se divertían follando como animales delante de sus víctimas, mientras la vida se les iba. El tarareaba esa canción una y otra vez sin cesar, mientras Ellie solo podía pensar que nadie la oiría si gritaba, que nadie bajaría a decirle que bajara la música, porque todos estaban acostumbrados a que ella la escuchara a todo volumen.

En el exterior, las hojas muertas todas ellas.

Ellie chillo con todas sus fuerzas, incapaz de quedarse quieta mientras sentía como Ernesto desgarraba su ropa, haciéndole heridas superficiales en el vientre y los muslos, hasta que, de pronto, todo su alrededor vibro como si una bomba hubiera explotado en su piso, y la puerta de su casa estallo en miles de trocitos, lanzando astillas por doquier, sobre ella y sobre el sádico, que ahora había puesto el cuchillo contra su cuello y miraba con ojos inquietos y salvajes que no tenía escapatoria.

-¡Suéltala ahora mismo!- Grito el agente Mahon, apretando con rabia y miedo la culata de su arma. - ¡Suéltala o te mato!

-¡Tenemos a tu cómplice! ¡Estas atrapado! -Añadió Megan, calculando si había posibilidades de alcanzar al sujeto antes de que degollara a la joven. Pero un segundo antes, por puro instinto, disparo, justo cuando Ernesto se disponía a clavar el cuchillo directamente en la garganta. Ernesto cayó al suelo con un ahogado gorgoteo y los policías que los acompañaban se dirigieron rápidamente a comprobar su gravedad y liberar a la joven. Megan solo podía mirar al asesino y a sus manos que sujetaban la pistola con un repentino temblor. Joshua se acercó, le quito el arma, le agarro las manos, y las apretó. No hacían falta las palabras, no hubiera podido explicarse aunque quisiera. Daba igual la escoria que fuera, nunca era fácil matar a alguien. Y menos si era la primera vez. Joshua la abrazo fuertemente y Megan lloro silenciosamente en su hombro. Nunca tan poco había hecho tanto.

Unas horas después todo el papeleo estaba hecho, y le habían dado el resto del día libre a Megan, siempre que antes hablara con el psicólogo de la agencia... Apenas podía controlar su emoción. Pero antes tenía que hacer otra cosa.

-Eh, Agente Mahon. - Llamo mientras se acercaba a Joshua, que se giró, sorprendido. - Me han dicho que tenías que irte rápido, así que quería despedirme. Nunca pensé que diría esto pero, ha sido un placer tenerte por aquí, y si vuelves llámame y vamos a tomarnos unas cervezas, ¿vale?

-¡Agente Leroy! Nunca creí que te oiría llamarme por mi apellido, lastima ya que le estaba cogiendo cariño a tus motes. - Dijo burlonamente mientras se acercaba a darle un abrazo.

-¡Eh, eh! No te emociones Joshua, que aunque sea amiga tuya sigues siendo un cavernícola y de Detroit así que... - Riendo le devolvió el abrazo durante un largo rato.- Ya que yo empecé todas las hostilidades me pareció correcto también alzar la bandera blanca.

-De acuerdo Megan, de todas formas no creo que sea un punto y final. Nuestra carrera aun será muy larga y seguro que nos encontraremos más veces, infiltrados. Solo tendrás que poner atención. ¿Quién sabe si no serás una cajera y yo el repartidor?

-Creo que piensas demasiado.- Dijo Megan riéndose y despidiéndose de él. - Buen viaje cavernícola.

La visita al psicólogo no fue muy larga, cuando llego a casa apenas eran las nueve, pero estaba tan molida física y emocionalmente que se metió directamente en la cama, con Pablo. No pudo evitar mirar su cazadora. ¿Podías estar seguro alguna vez de conocer con quien dormías?

-Buenas noches mi vida. - Bostezo Pablo a su lado, poniéndose cómodo y apagando la luz, dejándolos a oscuras.

Megan se quedó mirando la oscuridad. Sentía que su mundo había dado un giro de 360 grados de golpe, y no podía quitarse esa horrible canción que sonaba en la habitación cuando entraron a salvar a Ellie. Le traía una sensación de que algo malo iba a suceder. 

En cada ocasión será un brillante día de funeral. 

-Buenas noches cariño.

¡FIN! 
 

~ Naomi ~


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