domingo, 2 de agosto de 2015

Relato de Seguidores: Adivina adivinanza - Parte I

  
 Adivina adivinanza... ¿quién está en tu cama?

Te buscaré... Te mataré vivo... Una palabra más y no sobrevivirás...  
 
El cuerpo insinuante de la mujer se movía lentamente al ritmo de la música, dejando caer despacio su camisa a la luz de la luna que entraba a través de las grandes cristaleras del piso. Susurraba, cantando con melodiosa voz ronca mientras se acercaba a su víctima, hechizándolo con sus generosas curvas.  
 
Él estaba sentado a los pies de una enorme cama, deliciosamente tenso por culpa de la pelirroja que ahora estaba bailando, subida en su regazo. Bajaba y subía el cuerpo lentamente al ritmo del tambor de la canción, golpeándolo con su cintura eróticamente, llevándolo a la locura, haciendo volar su cabello hacia los lados.  
 
-No aliviaré tu culpa. No haré más fácil tu tensión. Esperarás en vano.
 
-Me estas volviendo loco. - Hablo con voz superficial y traviesa, mirando esos traidores ojos negros, que le sonreían a la vez que unos carnosos labios rojos. - ¿Eres peligrosa pequeña? Cantando esa canción... ¿acaso me estás dando un aviso?  
 
Ella le devolvió la sonrisa, antes de levantarse de su regazo y moverse lentamente por las sabanas de seda hasta su espalda. El hombre moreno siguió sus movimientos, deleitándose, gracias al espejo que tenía enfrente. Comenzó a abrirle la camisa, arañando delicadamente la piel que iba dejando al descubierto, mientras cantaba suavemente en su oído.  
 
-Me lo estoy tomando con calma... Barajando las cartas de tu juego... Y justo en la hora. En el sitio correcto. De repente me jugaré mi as.  
 
La ultima silaba continuo resonando en su oído dulcemente, como una advertencia. Sonriendo vio como ella alargaba la mano para coger la botella de champan, pero un repentino movimiento le llamo la atención, sacándolo de su ensoñación, haciéndolo ser consciente del peligro, demasiado tarde. Un súbito dolor estallo en su cabeza, haciéndolo caer hacia delante con una lluvia de cristalitos verdes y gotitas doradas.  
 
-No tengo nada que conseguir para ti. - Tarareo la mujer, acercándose lentamente.

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Tú piensas que me conoces pero no me conoces.  
 
Megan soltó un gemido, extendió la mano hacia la mesita sin mucho ímpetu y movió la cabeza levemente. Soltó otro gemidito y después un suspiro de placer, la cama era tan pero que tan cómoda... Había pasado una noche de perros resolviendo un caso y estaba tan destrozada que la cama se sentía como un bendito trozo de algodón. Se acurruco un poco más y sonrió.  
 
Tú piensas que eres mi dueño pero no puedes controlarme.  
 
Bufo y se removió un poco más en la cama, acercándose lentamente al borde.  
 
-No pueden ser ya las ocho, jooooderrrr. - Protesto con los ojos pegados, moviendo lentamente la mano al otro lado de la cama. Vacío. Pablo se levantaba muy temprano para ir a trabajar, tal vez si eran las ocho después de todo.  
 
Así que escúchame ¡sólo escúchame!  
 
-¡Ya voy joder! - Megan se incorporó en la cama a medias, con el pelo castaño cayéndole en la cara en una cascada ondulada y enmarañada. Apoyándose en un brazo alargo el otro para coger el móvil, que estaba sonando y vibrando como un loco. Miro la mesita de noche. Eran las siete y veinte. Se había acostado hacia tres horas, y encima su turno no empezaba hasta las diez mínimo.  
 
-Alguien se la va a cargar por esto - Gruño mientras descolgaba el móvil, e inmediatamente grito. - ¡Agente Leroy al habla! ¿Quién me está molestando?  
 
-Leroy, soy el Teniente Johnson, ¿porque has tardado tanto en responder? - Pregunto ásperamente la voz de su jefe por la línea, haciéndole apretar los dientes.  
 
-Estaba durmiendo Johnson, pensé que era el despertador. Me acosté a las tres de la mañana cerrando el caso Leiccester. Tonta de mí que creí que tendría al menos un par de horas para descansar. - Repuso agriamente Megan mientras sacaba la pistola y la placa de su mesita. El jefe nunca llamaba personalmente sino era para algo muy urgente. - ¿A quién han matado y dónde?  
 
-Tendrás que descansar otro día Leroy, te necesito en acción. Y te necesito fresca ¿has entendido? - La seriedad del Teniente Johnson la puso en guardia inmediatamente, no es que la muerte fuera divertida, pero ver a Johson tan brusco siempre era mala señal. - Ven primero a la oficina. Necesito hablar contigo de algo importante.  
 
Meg se quedó mirando el móvil después de que Johnson colgase y se dejó caer hacia atrás, en las sabanas que se estaban quedando tan frías como ella.  
 
-Bueno Leroy, hora de mover el culo. - Dijo irónicamente rodando fuera de la cama.  
 
Cuarenta y cinco minutos más tarde una Megan desayunada, duchada y despierta entraba en las grandes oficinas del centro de la ciudad de Michigan. Allí la actividad era frenética, pero para ella era la música del día a día. Pasando de la recepcionista, fue a los ascensores y subió a la quinta planta, donde estaba el gran jefe. Johnson le indico que pasara con un gesto nada más verla llegar a través de las puertas de cristal de su oficina.  
 
-Pasa y siéntate. Sí que te has tomado tu tiempo en llegar Leroy. - Le señalo con acritud mientras comenzaba a pasearse por la oficina. Megan sonrió para sus adentros, era verdad que se había demorado algo más de lo normal en la ducha, pero la quería despierta, ¿no?  
 
-Jefe pensé que me quería fresca y despierta. Aquí me tiene. Ahora cuénteme que es lo que ha pasado, porque me está poniendo de los nervios. - Gruño Megan, acomodándose en la silla. Johnson dejo de dar vueltas y después de darle un repaso a sus pantalones vaqueros y su camisa de manga corta azul, se sentó. Eso le dio peor espina aun.  
 
-Leroy, tenemos entre manos un caso que ha de tratarse con muchísimo cuidado. Tenemos casi toda la seguridad de que el asesinato que hemos descubierto esta noche tiene que ver con otros seis asesinatos que ha habido en Detroit estos meses atrás. La violencia de los crímenes aumenta con cada asesinato y la policía hasta ahora no ha conseguido ni una sola pista, no hay relación entre las víctimas, y al ser hombres y mujeres no podemos declarar que siente un odio hacia ese sexo determinado, ni siquiera que el asesino sea hombre o mujer. - Johnson se reclino en la silla, juntando las manos, pensando en la forma de continuar.  
 
-¿Otros asesinatos? O sea ¿qué es un asesino en serie? - Megan trago saliva, recordando de pronto que anoche no pudo hablar con Pablo y que había salido esta mañana sin dejarle siquiera una nota. - Pero ¿eso que tiene que ver con...?. - Silencio incomodo.- Quiere que haga de cebo.  
 
En la voz de Megan había una pequeña dosis de acusación mezclada con resignación y algo de antelación. Era su trabajo y era lo que le gustaba hacer. A más riesgo, mejor.  
 
-Sí, Leroy este caso le está asignado, pero además es la que mejor capacidad tiene para meterse de lleno si conseguimos encontrarles el rastro. Usted entra dentro del perfil que busca este sujeto. Es joven, vital, no tiene miedo, es valiente y respondona y no estará sola. - Al ver la cara de Megan se apresuró a continuar. - Este caso es muy peligroso para investigarlo sola, además como le he dicho, este asesino antes actuó en Detroit. Así que debido al riesgo que presenta, se ha decidido que el agente que llevaba el caso venga a Michigan a trabajar con usted, lo que nos ahorraría trabajo ya que él está al tanto de todos los detalles.  
 
-¿Que? ¿Me va a asignar a un inútil de la policía de Detroit?. - Si Megan hubiera estado más indignada abría echado a arder. Hablo, llena de sarcasmo- ¡Oh! ¡Que buena idea! Seguro que ese agente es tan bueno que dejo escapar al asesino por pena.  
 
-¡Hombre! ¡Pero si esta debe ser la Agente Leroy! Mucho gusto Michitiense.- La voz llena ironía y desdén provenía de detrás de ella. - Admito que no soy tan bueno para coger a un asesino en serie que se mueve entre distintos estados y que actúa sin ninguna clase, aparentemente, de motivación, pero al menos yo llevo aquí desde las seis y media. ¿Dónde estabas tú, Barbie Malibu?  
 
-¡Pero serás gilipollas! ¿Quién te crees que eres?.- Megan se levantó dispuesta a borrar a ese imbécil de la faz de la tierra, pero Johnson se levantó de golpe, reclamando la atención de los dos policías.  
 
-¡Leroy! ¡Mahon! ¡Basta ya!.- Frotándose la cara con las manos, señalo a ambos alternando. - Agente Leroy, le presento al agente de Detroit, Joshua Mahon. Agente Mahon, le presento a la agente Megan Leroy, es una de nuestras agentes más entregadas y estoy seguro de que ambos conseguirán atrapar a este asesino antes de que cunda el pánico en la ciudad. Soy consciente de que las relaciones entre los departamentos de policía de otras ciudades no es muy bueno, pero en este caso va a tener que serlo. ¿De acuerdo?
 
-De acuerdo. - Dijeron los dos agentes a la vez, antes de salir hacia la escena del crimen sin ni siquiera mirarse.  
 
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-Oh dios mío, esto es horrible. - Megan gimió con un hilo de voz, pasando la vista por la lujosa escena del crimen. La sala era enorme, tenía una cama extra grande, la alfombra del suelo valdría mínimo quinientos dólares y enfrente de la cama había una tarima con barra para bailar y un refrigerador con cervezas. Habría sido un buen sitio para pasar el rato sino hubiera estado todo cubierto de sangre. Johnson tenía razón al decir que los asesinatos subían su grado de sadismo cada vez. El cuerpo estaba sobre la cama y no se veía ni un trocito de su piel, toda estaba cubierto por la sangre. Las cuchilladas habían sido tan salvajes que había rastros que saltaban hacia las paredes, e incluso habían llegado hasta el alto techo. Tenía numerosos cortes por todo el cuerpo, y en la cara todavía podía notarse el horror y la agonía que había sufrido. Aunque estaba boca abajo en un charco de sangre que la seda no había absorbido, tenía los ojos y la boca completamente abiertos, en un silencioso grito continuo. Mahon y ella no habían hablado ni una palabra mientras conducían, pero había mirado los informes y las fotografías, y los otros asesinatos, aunque crueles no tenían nada que ver con este. Bueno algo sí.  
 
-¿A éste también le han cortado em...?. - La gesticulación y el carraspeo de Megan no dejaban lugar a dudas y el forense que estaba junto al cadáver asintió después de levantar la sabana. - Oh dios, ha sido mala idea desayunar fuerte.  
 
Meg se tapó la boca con la mano y salió corriendo al pasillo, buscando un piso vacío donde poder vomitar. Por suerte el segundo entrando por el pasillo lo estaba, así que entró, se dirigió al baño y cuando estaba vomitando de repente sintió algo fresco en su nuca. Alzo la vista para encontrarse al insufrible Mahon a su lado, pasándole una toallita fresca por la nuca, mientras le levantaba el pelo. Aprovecho estos momentos de tregua para investigarlo a gusto, pelo moreno, ojos castaños, piel normal ni muy blanca ni muy bronceada, cuerpo tonificado... la camiseta se le pegaba a un pecho trabajado y los pantalones, también vaqueros abrazaban una cintura y unas piernas robustas. No estaba mal.  
 
-Todavía te odio cavernícola - musito con un hilo de voz, haciéndolo sonreír.  
 
-Y yo a ti Barbie Malibu, a ver que te crees... pero me pasó lo mismo cuando vi el primer caso de este tío... jamás he visto algo tan sádico. - Hizo una mueca mientras se apartaba para permitir que Megan se levantara. - ¿Mejor? 
 
-¿Acaso lo dudabas?. - Dijo Megan dándole un suave puñetazo en el estómago. - Gracias por preguntar, pero no soy una dulce damisela a la que salvar, Detroit, puedo cuidarme yo misma. - Y tras decir eso, hizo unas rápidas gárgaras en el baño y salió, buscando un chicle de menta en su bolsillo.
 
-¡Trend! Dime todo lo que sepas de la víctima. - Megan se acercó a un joven policía que esperaba en la puerta del piso, hablando con varias personas.
 
-La victima es Robert Moretto, tenía treinta años, no tenía ninguna relación sentimental que nosotros sepamos por el momento y trabajaba en Inversiones Technology. No trabajaba hoy y es posible que no lo hubiéramos encontrado hasta dentro de un par de días de no ser porque los vecinos llamaron a la policía quejándose de la música, que sonaba muy alta. No hemos conseguido encontrar ni huellas ni ADN en todo el piso, pero tengo a varios agentes revisando las cámaras de seguridad. Si es nuevo en la ciudad tal vez no haya visto todas las cámaras. - Megan sonrió, esperanzada con eso.  
 
-Muy bien Agente Trend, avísenos en cuanto sepa algo. - Después de despedir al joven policía Megan se giró hacia Joshua e intento empezar a atar cabos. - No lo entiendo, si tan bien les iba asesinando allí, no tiene sentido que cambien de terreno. Nueva ciudad, nuevos enemigos y sobre todo nuevos peligros que sortear. Además... ¿cuál es la fijación que tiene el sujeto? Cuando ataca a hombres los tortura durante horas, y después los castra, y cuando ataca a mujeres las tortura igual, ¿pero las viola salvajemente?. - Megan siguió paseándose por el pasillo, buscando una conexión. - Si es un hombre, ¿lo hace porque no puede tener erecciones?, pero, y si es una mujer, ¿porque atacaría a las de su mismo género? No tiene sentido...  
 
-Nada en estos casos tiene sentido desde el principio. - Mahon se había apoyado en la pared y se pasó la mano por el pelo, frustrado. 
 
-Hicimos varias escenificaciones, racionando el porqué de los ataques y llegamos a distintas conclusiones...  
 
-¡Agente Leroy! - Trend se acercó corriendo a ellos, casi sin aliento y con la cara iluminada. - Agente Leroy, no hemos encontrado ninguna cámara que grabase al asesino, pero sí que hemos encontrado a un testigo que asegura ver entrar anoche al señor Moretti de manos de una mujer, no la vio bien, pero dice que es pelirroja y con buenas curvas.  
 
-¿Que? ¿Dónde está ese testigo?. - Pregunto inmediatamente Mahon, ganándose un codazo de Megan directo al esternón.  
 
-Recuerda que al cargo aquí, estoy yo Miss Cavernícola. No empieces a lloriquear - Dicho esto y tras ganarse una mirada que prometía venganza por parte de Joshua camino tras el Agente Trend hasta recepción, donde esperaba el testigo. Un hombre mayor, de unos setenta y dos años, pero que parecía gozar de una salud excelente.  
 
-Je je je y más cuando se trata de una mujer linda, preciosa, entonces estas dos bolas que tengo por ojos no me fallan nunca. - Dijo riéndose, y palmeándose la rodilla. - Soy Jeremiah y vivo en el primero, a la derecha, Moretti solía pararse a hablar conmigo por las mañanas, así que estoy seguro de que era el quien entraba con ese bellezon. Seguro que se la ligo en el Firiseon. Menudo sinvergüenza que esta echo. Moretti solo va a ese sitio tan exclusivo, entre nosotros, es un poco estirado. ¿Por qué? ¿Todo va bien? - Preguntó, y mientras Trend se lo llevaba aparte, Megan y Joshua cruzaron una mirada. Querían una pista que seguir, y ya la tenían.  
 
-¿Que es el Firiseon?- Preguntó Joshua en susurros.  
 
-El sitio más caro y exclusivo de la ciudad, allí van todos los niños pijos jugando a ser chulos y putas. -Respondió Megan. - Si es así como los escogen, es el sitio más adecuado. Por allí corren drogas, alcohol y sexo en una cantidad que le daría envidia a la misma antigua Grecia, es la pesadilla de todo buen policía.  
 
-Tenemos que volver a la central y pensarlo bien, elaborar un plan. Si el jefe nos da permiso podríamos infiltrarnos allí en unos días. - Joshua estaba sacando la radio para informar cuando Megan le cortó.  
 
-De eso nada, yo voy al Firiseon esta noche. Cada vez asesinan más rápido. Si tu estas dispuesto a esperar a que maten a alguien más, yo no. Tú puedes quedarte con tus estúpidas normas. A mí me han puesto en este caso, y yo no pienso. Actuó. - Le dio un golpecito en la frente al agente cavernícola y se fue a grandes pasos hacia la puerta. Tenía mucho que preparar para esta noche. Estaba llegando al coche cuando sintió que alguien se paraba junto a ella, la cogía del brazo y la obligaba a girarse.   
 
-¡Oye! - Megan se quedó en silencio cuando le vio la cara a Mahon.
 
-Ahora me vas a escuchar tú. No me empieces con esas mierdas otra vez. Aquí yo no estoy al mando, pero tú tampoco, estamos aquí como iguales, y si sigues con esas me vas a obligar a coger los mandos y no te va a gustar, eso te lo puedo prometer. ¿Quieres ir esta noche? De acuerdo, pero voy contigo. No creas ni por un maldito instante que voy a dejar que vayas a ese sitio con una psicópata suelta. Y ahora, ¿a dónde vamos? - Gruñó soltándola de mala gana y metiéndose las manos en los bolsillos de los vaqueros. Megan estaba anonadada.  
 
-Bueno Cavernícola, no te pongas así, si querías ir de excursión solo tenías que decirlo. - Le sonrió de lado pícaramente y después, se dirigió al coche, riendo. - Solo te ha faltado tener un garrote en la mano...  
 
-Ya, ya, déjalo ¿quieres?... Una cosa... si ese sitio es como dices... ¿cómo harás para que te elija a ti, si realmente esta ahí?  
 
Megan sonrió. - Muy Fácil, Detroit, hare que me vea.
 
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Continuará... 
 
 
~ Naomi ~


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