¡Hola ciudadanos! ¿Qué tal estáis? Espero que estéis teniendo un estupendo viernes. Después de poco más de una semana regreso al blog para traeros una nueva reseña. En estos días estoy leyendo bastante poco, para qué mentiros, y no sé si es que ahora mismo estoy en un momento en el que no me apetece nada o qué, pero al menos voy poco a poco y es por eso por lo que os puedo traer una nueva opinión. Sed, de Neal y Jarrod Shusterman, es lo último del primero y lo nuevo del segundo, un libro que, si habéis podido probar ya la pluma de Neal, no os podéis perder. Una nueva historia para reflexionar y, sobre todo, para mostrar una posible realidad de futuro. ¿Queréis saber qué me ha parecido? ¡Seguir leyendo!
Título original: Dry
Trilogía/Saga: No
Autor: Neal Shusterman y Jarrod Shusterman
Editorial: Nocturna
Páginas: 424
Precio: 16,50€
ISBN: 9788416858897
¿Hasta dónde llegarías para conseguir la última gota de agua? Alyssa vive con su familia al sur de California, en un barrio residencial muy apacible... Hasta que, un día, del fregadero deja de salir agua. Tras padecer varios años de sequía, eso tampoco es extraño; allí todo el mundo está acostumbrado a las advertencias: no riegues el césped, no llenes la piscina, no te des duchas largas. Pero esta vez ya no queda agua que ahorrar. En muy poco tiempo, el supermercado del apacible barrio residencial se ha llenado de familias desesperadas y dispuestas a todo con tal de conseguir un bidón de agua. Y cuando sus padres salen en busca de provisiones y no regresan, Alyssa, su hermano y el peculiar vecino que los acompaña no tienen más remedio que empezar a tomar decisiones difíciles para sobrevivir. Cueste lo que cueste.
Cuando la sequía de California se eleva a proporciones catastróficas, Alyssa se ve obligada a tomar decisiones de vida o muerte para su familia. Hasta ahora era algo normal ver prohibiciones y precauciones en el uso del agua, pero nunca el agua había desaparecido hasta el punto de ni siquiera salir una gota de agua por ningún grifo. Al principio todo parece tranquilo, la idea de que pronto volverán las cosas a la normalidad, que el gobierno está trabajando para arreglar lo ocurrido. Pero el agua sigue sin llegar y, cuando Alyssa y su familia empiezan a ser conscientes de lo catastrófico que puede llegar a ser eso, la gravedad del asunto hace que sus padres, en busca de esa agua que tanto necesitan, se separen de ella y de su hermano. Y no vuelven a saber nada de ellos. Su vecino, Kelton, parece que lo tiene solucionado. Tanto él como su familia siempre han sido los más extraños del barrio pero, cuando la crisis llega, lo tienen todo preparado: agua de sobra para sobrevivir, una casa protegida, electricidad...pero cuando la desesperación se hace con los cuerpos de los vecinos, ningún lugar es seguro ahora. Teniendo que dejar todo atrás, Alyssa, junto a su hermano Garret y Kelton, intentan encontrar las respuestas ante la desaparición de los padres de Alyssa. Sin embargo, pronto se darán cuenta que el peligro acecha por todas partes y, pronto, tendrán que mirar a la cara un punto del que no podría regresar jamás. La supervivencia será ahora lo primordial en sus vidas, llegando a extremos que jamás se plantearon y que podrían ser, además, un cambio completo como persona. Porque cuando el miedo llama a la puerta, haces todo lo posible por mantenerte de pie.
Siempre que me lanzo a leer alguna novela o historia escrita por Neal Shusterman tengo claro que me voy a encontrar un libro creado para reflexionar. Hasta ahora he podido observar de qué manera ha tratado temas como la muerte y el significado de vivir, como el poder y control que puede tener la humanidad de ciertas cosas, sus pensamientos, sus actos y consecuencias, incluso temas como el miedo a envejecer y a hacer cosas terribles para conservar esa juventud un día más. Ahora nos trae Sed, un libro que intenta, no solo hacernos reflexionar sobre algo que podría sucedernos si seguimos explotando los recursos naturales de esta manera, sino también para crear conciencia medioambiental, una serie de movimientos y acciones para que intentemos impedir una situación tan real, cruda y humana que podría ser nuestra completa perdición.
Con una narración en tercera persona a través de diferentes personajes y voces, Neal Shusterman viene acompañado de su hijo, Jarrod Shusterman, para plantarnos en una situación en el que el agua potable escasea hasta el punto de que, un día, ésta deja de aparecer a través de los grifos y crea un momento de malestar, miedo y desesperación que nos hace ver, de nuevo, nuestra cara más oscura que solo sale en momentos en el que es necesario dejar atrás justamente esa racionalidad que nos hace humanos para poder sobrevivir a través de un salvajismo que podría suponer la diferencia entre la vida y la muerte. En esta ocasión nos encontramos un libro con muchos elementos marca de la casa a lo Neal Shusterman, pero también se introduce de manera notoria la mano de Jarrod, creando un libro que, si bien no consigue alcanzar toda esa esencia de la que estamos acostumbrados y acostumbradas al leer un libro de Neal, si hace que el libro sea una agonía pura. Hay libros que vienen con la recomendación de tener una caja de pañuelos al lado; Sed debería de venir con la recomendación de tener un vaso de agua lleno al alcance de la mano en todo momento.
Así pues, Sed va a ser de esos libros que no van a parar ni un segundo desde el principio, comenzando ya con unas escenas plagadas de una tensión que no va a desaparecer nunca, un primer contacto con el que caminaremos ante los primeros resquicios de provocarán, más adelante, una sucesión de eventos que albergarán esa desesperación, ese egoísmo, esa nula empatía y las primeras escenas de acción y de peligro que nos van a dejar el vello de punta. De manera ágil, rápida y directa, mientras somos testigos de lo que origina la falta de agua en toda una parte de Estados Unidos, también tenemos unos primeros compases introductorios que nos presentan a esos personajes que intentarán sobrevivir como pueden dentro de un nuevo mundo que, de la noche a la mañana, ha despertado. Esto provoca que siempre estemos en constante movimiento, pasando de un personaje al otro, dando esa sensación de no estar parando nunca y de, además, ver diferentes puntos del escenario que nos enseñan de qué manera ha reaccionado la gente a esta crisis medioambiental, lo que da a la lectura ese interés constante que nos ayuda a no despegarnos ni un solo segundo de las páginas del libro, siempre queriendo ver qué va a pasar a continuación. Una de las cosas que siempre me han gustado de Neal Shusterman es que es de esos autores que, aunque al principio no parezca tener sentido, te traslada hasta la mente de personajes secundarios, cada uno y una con su propia historia con las que, de alguna manera, luego consiguen unirse a la historia principal, pequeñas subtramas que interactúan entre sí para crear un gran rompecabezas que es lo que, al final, va a encajar y funcionar a la perfección. Por todo lo demás, Sed es un libro angustiante que te va a conducir por un sinfín de escenas plagadas de peligros de las que nunca vas a salir. Correr y esconderte van a ser las dos misiones principales que tendrán que llevar a cabo nuestros protagonistas, topándote con obstáculos escalofriantes que siempre te mantendrán alerta, sorprendiéndote con los pequeños giros que va a tomar el transcurso de la historia en determinados momentos, una carrera contrarreloj no solo para buscar agua, sino para evitar la locura y la cólera de los demás, capaces de dispararte y matarte en cualquier momento solo por una gota de ese líquido. Alianzas y traiciones, decisiones crudas que tomar, confiar o no confiar, todo va a estar muy bien pensado y planificado, lo necesario para que Sed sea de esos libros vertiginosos que siempre van a mostrar algo, que siempre va a poner a prueba a sus personajes, que siempre va a tener en mente la idea de enseñarnos cómo se pierde la fe y la esperanza, cómo se cae en la barbarie y cómo se ha de luchar para no seguir esa corriente de desesperación que desemboca en la perdición absoluta de tu ser, una lectura frenética, toco cuesta abajo y sin frenos en la que jamás deberíamos de tener los brazos cruzados.
Si bien Sed es de esos libros difíciles de olvidar, con un estilo muy realista, duro y directo, sí que es cierto que, para mí, ha habido dos cosas con las que no he terminado de congeniar, aquello que ha hecho que el libro no lo haya disfrutado en su totalidad. La primera de estas cosas es en relación a los personajes. Vuelvo a lo de antes, Neal Shusterman es un autor que se caracteriza por el uso de muchos personajes, ya sean principales, secundarios o, incluso, en un nivel inferior, y nunca ha habido problemas para congeniar con ellos. Sin embargo, no sé si es por que Jarrod tiene en la escritura un mayor protagonismo, los personajes de Sed se me han quedado en un "si te he visto no me acuerdo", hasta el punto de hasta no recordar ni sus nombres. Tenemos a unos cinco personajes principales, que son los que formarán ese curioso grupo de supervivientes. Cada uno y una de ellos y ellas tiene su forma de ser, de actuar, de pensar las cosas. De ver esta crisis de manera diferente. y, si bien es un grupo inestable en el que tampoco puedes estar cien por cien segura de los que te rodean, eso sí queda claro. Esos personajes tienen su distinción. El problema llega cuando han resultado ser personajes que, al igual que la trama, la manera de conocerse pasa demasiado directa, con mucha rapidez, lo que hace que en ningún momento veas realmente a ese personaje, lo entiendas, empatices con él, no se crea ninguna conexión entre yo y los demás. Sé que están ahí porque tienen sus pensamientos y su voz, dictan normas, crean consecuencias y nuevos caminos a recorrer. Pero es como que todos se quedan en la lejanía, sin desarrollarse demasiado, sin insistir en tener características que realmente les de forma y vida.
La segunda cosa a destacar como algo que no me ha entusiasmado es el final. Me ha parecido demasiado seco y abrupto, un corte que hace ver y entender que no sabían cómo seguir la historia y la querían acabar cuanto antes. Ese final ha hecho que algunos aspectos de la crisis del agua se queden pobres, no del todo explorados y, al final, se me haya quedado un sabor agridulce. Hay mucha bestialidad alrededor de todo el mundo cuando se corta el agua, ya he comentado que son escenarios muy presentes y palpables de barbarie humana. Pero el final como que corta todo ese rollo, dejando muchas preguntas en el aire, incluso cayendo en el poco sentido que adquieren algunas cosas tras el punto y final. ¿Para qué haces eso o lo otro si al final vas a terminar de esa manera la historia? Como que algunas cosas se quedan sin concordancia y sin guion después de haber desarrollado uno a lo largo de más de cuatrocientas páginas. No sé, el final se me ha quedado frío, no impresiona y no le ha hecho justicia a una historia tan impactante como esta.
Si bien Sed es de esos libros difíciles de olvidar, con un estilo muy realista, duro y directo, sí que es cierto que, para mí, ha habido dos cosas con las que no he terminado de congeniar, aquello que ha hecho que el libro no lo haya disfrutado en su totalidad. La primera de estas cosas es en relación a los personajes. Vuelvo a lo de antes, Neal Shusterman es un autor que se caracteriza por el uso de muchos personajes, ya sean principales, secundarios o, incluso, en un nivel inferior, y nunca ha habido problemas para congeniar con ellos. Sin embargo, no sé si es por que Jarrod tiene en la escritura un mayor protagonismo, los personajes de Sed se me han quedado en un "si te he visto no me acuerdo", hasta el punto de hasta no recordar ni sus nombres. Tenemos a unos cinco personajes principales, que son los que formarán ese curioso grupo de supervivientes. Cada uno y una de ellos y ellas tiene su forma de ser, de actuar, de pensar las cosas. De ver esta crisis de manera diferente. y, si bien es un grupo inestable en el que tampoco puedes estar cien por cien segura de los que te rodean, eso sí queda claro. Esos personajes tienen su distinción. El problema llega cuando han resultado ser personajes que, al igual que la trama, la manera de conocerse pasa demasiado directa, con mucha rapidez, lo que hace que en ningún momento veas realmente a ese personaje, lo entiendas, empatices con él, no se crea ninguna conexión entre yo y los demás. Sé que están ahí porque tienen sus pensamientos y su voz, dictan normas, crean consecuencias y nuevos caminos a recorrer. Pero es como que todos se quedan en la lejanía, sin desarrollarse demasiado, sin insistir en tener características que realmente les de forma y vida.
La segunda cosa a destacar como algo que no me ha entusiasmado es el final. Me ha parecido demasiado seco y abrupto, un corte que hace ver y entender que no sabían cómo seguir la historia y la querían acabar cuanto antes. Ese final ha hecho que algunos aspectos de la crisis del agua se queden pobres, no del todo explorados y, al final, se me haya quedado un sabor agridulce. Hay mucha bestialidad alrededor de todo el mundo cuando se corta el agua, ya he comentado que son escenarios muy presentes y palpables de barbarie humana. Pero el final como que corta todo ese rollo, dejando muchas preguntas en el aire, incluso cayendo en el poco sentido que adquieren algunas cosas tras el punto y final. ¿Para qué haces eso o lo otro si al final vas a terminar de esa manera la historia? Como que algunas cosas se quedan sin concordancia y sin guion después de haber desarrollado uno a lo largo de más de cuatrocientas páginas. No sé, el final se me ha quedado frío, no impresiona y no le ha hecho justicia a una historia tan impactante como esta.
Por todo lo demás, Sed no decepiona. Una visión sobre qué pasaría si, de repente, dejamos de tener agua potable al alcance de la mano, una historia para reflexionar y ser conscientes de la manera en la que consumimos los recursos naturales, y una historia donde se muestra el verdadero rostro de la humanidad ante una crisis así, un libro explosivo, plagado de acción y de una tensión que te dejará, en más de una ocasión, con la boca seca.
¡Muchas gracias a Nocturna por el envío del ejemplar!
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