¡Hola ciudadanes! ¿Cómo estáis? ¿Estáis teniendo una genial semana? ¡Espero que sí! Yo estoy de vacaciones a tope, disfrutando de la playa y el buen tiempo y leyendo lo que puedo libros que estaba deseando leer desde hacía mucho. Otros libros ya los he terminado y, entre ellos, está Eternas, la conclusión de Bellas, que es justo el libro del que vengo a hablaros a continuación. Para quienes estén un poco perdidos o perdidas, Bellas fue un libro que llegó el año pasado a España bajo una premisa que me conquistó completamente, así que estaba deseando leer ya esta continuación. ¿Me habrá gustado? ¿No ha sido lo que esperaba? La respuesta está debajo, pero antes...
Para Camelia, ser la Belle favorita del reino ha sido siempre su sueño... pero vivir en palacio ha sido más una pesadilla que otra cosa, Después de descubrir la aterradora verdad que se esconde tras ser una Belle y lo que implica para esta sociedad el término de belleza y juventud eterna, Camelia debe escapar de palacio junto a su hermana y su guardia, Rèmy, antes de que Sophia la atrape y la aprese. Restaurar el orden y la paz es primordial si aquellas que tienen el poder de cambiar el aspecto de las personas desean vivir sin problemas, en paz y en libertad, por lo que Camelia Beauregard, la antigua Belle favorita, hará todo lo posible por dar con la desaparecida princesa Charlotte, la verdadera heredera al trono de Orleans y la única que puede pararle los pies a su despiadada hermana. Pero Sophia está dispuesta a realizar cualquier cosa con tal de quedarse en el trono e ir transformando poco a poco un mundo que cada vez se hace más dependiente de la magia de las Belles, intentando impedir que Camelia y sus aliados devuelvan a la princesa al palacio. Y, aunque todo parece perdido para Camelia, la aparición de un movimiento clandestino de resistencia llamado las Damas de Hierro, ayudará a Camelia a estar más cerca que nunca de darle a Charlotte lo que le pertenece... aunque eso signifique reencontrarse con su pasado y dar su vida a cambio.
Como ya se puede suponer,
Eternas es la conclusión de la bilogía que comenzó con
Bellas, un libro que nos presentaba un mundo donde algunas mujeres, conocidas como Bellas, tienen el poder para dar color y renovar la vida de una sociedad nacida grisácea para dejarnos, además, una reflexión sobre lo que es hoy en día para nuestra sociedad la belleza y para mostrarnos hasta dónde estamos dispuestos a llegar para obtenerla. Cuando leí
Bellas me topé con una narración exquisita y un mundo plagado de nuevas posibilidades y caminos que me fascinó, una novela potente con una critica social bestial que, para más inri, me dejó con su final con muchísimas ganas de leer y saber qué iba a pasar a continuación. Narrado en todo momento en primera persona a través de Camila, nuestra protagonista,
Eternas llega con el propósito de ser una conclusión explosiva donde la lucha por el trono y por acabar con un reinado podrido iba a ser lo que moviera una historia que, desgraciadamente, ha perdido mucha de la magia y el encanto con el que se presentaba
Bellas y todo lo que contenía. En sí,
Eternas es un libro que, ya desde el primer capítulo y sus primeras páginas, demuestra ser una lectura muy rápida, con unas primeras dosis de acción acompañadas de persecuciones, peligros, de momentos para huir y no ser atrapados, haciendo que la trama del libro sea una vorágine de movimiento hacia un lado y hacia el otro, teniendo ya los primeros pasos a ese gran propósito que tiene que realizar Camelia, guiándonos por un mundo que sigue dando escalofríos y que sigue mostrando y dando esa crítica social con la que la autora ha jugado desde el comienzo, escenas que se van a ir sucediendo una detrás de la otra, con grandes momentos de tensión, incluso teniendo finales inesperados de capítulos que te dejan con las ganas de ver qué va a pasar ahora y cómo se va a salir de los diferentes aprietos en los que nos vamos a ver envueltos. Lo bueno que ha tenido la lectura de
Eternas es que va mezclando esos momentos vertiginosos con momentos más pausados donde se explorará mejor en todo este mundo de las Bellas después de todo lo que se descubrió en el libro anterior, ahondando en secretos, teniendo pequeñas revelaciones que consiguen convertirse en giros sorprendentes, una trama atrevida en algunos puntos capaz de dejarte helada y con la boca abierta por las consecuencias que vamos a ver. Es por eso que el libro no va a parar ni un solo segundo, jugando con la nueva información que va a salir y participando en todo el lote de emociones que nos va a dejar todo lo que repercute a partir de ello, entrando en escena nuevos elementos que van a darle ese toque inesperado y rápido que tanto va a caracterizar
Eternas, siguiendo con ese estilo hasta un final donde va a chocar todo lo que se ha venido desarrollando hasta ahora para ir cerrando poco a poco todos los caminos abiertos y darle, así, una conclusión a todo lo que hemos podido vivir junto a Camelia.
A pesar de todo esto, ¿qué es lo que ha pasado para que
Eternas haya arrancado de cuajo todo ese encanto que ya he mencionado y que vino con
Bellas? Antes de profundizar en los fallos con los que me he topado, quiero hacer mención a algo que desconocía mientras iba leyendo el libro y que descubrí al terminarlo, cuando me dispuse a leer los agradecimientos de la autora. Por lo visto, Dhonielle Clayton, a la vez que escribía este libro, tuvo que luchar y combatir con una enfermedad que la tenía en muy mal estado, hasta el punto de no poder escribir durante muchos días, no tener ánimo para nada, dejando con ello la estela de un libro que no ha conseguido cuajarse como debería. Esto ha provocado una serie de cosas inevitables que han ensombrecido mucho un libro que podría haber sido muchísimo más de lo que ha sido pero que, desgraciadamente, ante esta condición ha tenido que quedarse en la historia que se ha leído. En primer lugar, algo que me enamoró de
Bellas fue precisamente la pluma de la autora. Me encantó la prosa de sus páginas, los grandísimos detalles que había por todos lados, la magia y la vida que se respiraba por cada rincón. Aquí, todo eso se pierde y con un motivo grande. El estilo de la autora recae en una repetición de escenas capítulo tras capítulo que ha llegado hasta aburrir y ha volverse pesado. El tema de la prensa de este mundo, las noticias corriendo por todos lados, es algo que ha estado demasiado presente en todo el libro, siendo más un relleno para abultar y conseguir aumentar más las páginas de
Eternas que otra cosa. Entiendo que, por falta de tiempo y al verse en la situación en la que ha estado Dhonielle Clayton, haya tenido que recurrir a este elemento una y otra vez, pero sí se ha notado una monotonía seria. Tras esto, tengo que destacar como algo negativo la pronta recuperación de Camelia ante los diferentes aprietos en los que se verá. Como he dicho,
Eternas es de esos libros en los que siempre va a estar pasando algo, pero ese algo se termina y se resuelve de manera muy rápida, sin dar la oportunidad de jugar con eso, dar más emoción, cortando de raíz unos momentos que, al final, no consiguen transmitir nada, como que todo se hace demasiado fácil y rápido, dejando la sensación de ver el final de ese túnel sin ni siquiera haberlo saboreado.
Otra de las cosas que me ha chirriado de esta novela es el plan o misión principal que va a ser lo que guíe, en todo momento, el argumento de este segundo libro. Creo que ha sido el peor plan que se ha planificado en la historia, llegando incluso a ser bastante insulso y mal desarrollado. Creo que aquí vuelve a recaer como consecuencia la enfermedad de la autora y lo que acabo de mencionar de cortar con demasiada rapidez y sin adentrarse esas escenas que daban sentido al camino de Camelia y sus compañeros. Me ha parecido un plan con demasiados agujeros, hecho todo a lo deprisa y sin pausas para darle coherencia, pensar bien cada movimiento. Como que todo se hacía con una imprudencia tremenda teniendo en cuenta lo que podría generar que atrapen a los personajes. Me ha sabido a muy poco, la verdad, viendo como iba perdiendo fuerza, viendo que el plan no terminaba de encajar bien, saliendo decisiones muy precipitadas que tampoco se llegaban a desarrollar en profundidad. Justo esto es lo que ha pasado con uno de los nuevos elementos que surgen, las llamadas Damas de Hierro. Ha sido una de las cosas que más me han decepcionado porque tenía esperanzas de ver algo guay y grande, algo con unos ideales muy marcados, que te inspiran a luchar. Sin embargo, todo ha sido, de nuevo, muy pobre. No se explica casi nada de este grupo, todo se ha quedado muy pero que muy superficial. Todavía no sé por qué han aparecido si no han aportado casi nada a la historia. Me esperaba una resistencia más grande, con más peso, que diera mucha guerra. Pero no ha sido así. Y no ha sido así porque el papel de Sophia, esa batalla épica que se prometía y el final ha sido más de lo mismo. Muy mal aprovechado, malas decisiones por todos, da hasta risa ver de qué manera han luchado por el trono, pareciendo más un juego de niños y niñas pequeñas que algo más serio y peligroso. La conclusión que se le ha dado a todo no me ha convencido en absoluto, todo muy parco, sin, de nuevo, ninguna emoción. Un visto y no visto que me ha dejado muy indiferente y con la pregunta de,
¿ya está? ¿todo para esto?.
Por último, no puedo terminar la reseña sin comentar el también poco peso que han tenido los personajes secundarios. Muchos de ellos desaparecen casi todo el libro cuando creía que, tras el final de
Bellas, iban a coger el relevo para tener mucha más importancia. Muchos de estos personajes se quedan también sin desarrollar, ninguno de ellos consiguiendo transmitirme algo, muy superficiales y mal llevado. Suceden algunas cosas que, bueno, sí que me han pillado desprevenidas pero, para el peso que tienen estas cosas, no he sentido nada. Me han sido también bastante indiferentes.
En resumen, Eternas no es la conclusión que esperaba. A causa de algo inevitable, esta conclusión se queda corta con todos los elementos que tenía y con todo lo que podría haber mostrado. Un estilo narrativo que no consigue transmitir lo necesario, la trama peca de tener demasiados agujeros por donde se le escapa muchas de las escenas que, al no tener una base bien definida y desarrollada, hacen aguas por todos lados.